El Papa anima a ancianos y jóvenes a "soñar" para caminar juntos hacia el futuro

El Santo Padre participó en la presentación del libro "La Sabiduría del Tiempo", un proyecto global para promover el diálogo entre jóvenes y ancianos, compartiendo sus experiencias de vida con el fin de que viejas y nuevas generaciones "caminen juntas".

Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano

La tarde del martes 23 de octubre, en el Instituto Patrístico Augustinianum de Roma, institución universitaria que pertenece a la Orden de San Agustín, y está afiliada a la Pontificia Universidad Lateranense; tuvo lugar el encuentro del Papa Francisco con jóvenes y ancianos de todo el mundo en el marco del Sínodo de los Obispos, que se está celebrando en Roma del 3 al 28 de octubre; dedicado al tema de los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.

La sabiduría del tiempo

Se trata de un evento especial, deseado por el Pontífice para promover el diálogo entre jóvenes y "adultos mayores"; un proyecto global que viene plasmado en el libro titulado “La Sabiduría del Tiempo”, en el que se ofrece la recopilación de 250 entrevistas realizadas en más de 30 países, en colaboración de la organización sin ánimo de lucro Unbound, con el compromiso de un grupo de casas editoriales coordinadas por la americana Loyola Press.

En él, los mayores cuentan sus experiencias de vida a las nuevas generaciones, con el fin de crear "una nueva alianza", de manera que el testimonio de unos ayude al desarrollo espiritual de otros y puedan así, "caminar todos juntos".

El libro, que será publicado simultáneamente en los Estados Unidos e Italia y está en curso de publicación en varios idiomas, es la piedra angular de esta iniciativa y recoge una amplia selección de relatos que el Papa Francisco comenta en diálogo con el padre Antonio Spadaro, sacerdote jesuita y Director de La Civiltà Cattolica, encargado además de la edición italiana publicada por Marsilio Editori.

Viejas y nuevas generaciones: una nueva alianza

Y todo ello, basado en la fuerte intuición que ha tenido el Papa, de mantener unidas las nuevas y viejas generaciones, ya que en multitud de ocasiones Francisco no se cansa de repetir que los ancianos "son la memoria de un pueblo", que un pueblo sin memoria "no sabe de dónde viene", y por ende, no sabe hacia dónde se dirige.

 

Es por ello que el Pontífice insiste a los jóvenes que hablen con sus abuelos, que hablen con los mayores y que conozcan sus raíces: "No para encerrarse en ellas sino para tomar lo mejor y dar frutos".

Y este evento fue una ocasión perfecta para poner en práctica las palabras del Obispo de Roma, en el marco del Sínodo dedicado a los jóvenes y que tiene ya la mirada fija hacia la próxima JMJ 2019.

El Papa responde a los jóvenes

En este contexto, Francisco contestó abiertamente a las preguntas que le formularon varios jóvenes y ancianos respondiendo de manera espontánea y con el corazón, a cuestiones sobre el trabajo, la vida, la transmisión de la fe, el amor, el dolor y la muerte.

El Obispo de Roma hizo especial hincapié en la importancia de soñar, independientemente de la edad que uno tenga, ya que los sueños "no son una mera utopía", sino formas de abrir nuevos horizontes hacia un mundo mejor. "Si los ancianos no sueñan, los jóvenes no pueden ver el futuro", recordó.

Transmitir la fe sin proselitismo

En cuanto al tema planteado sobre cómo transmitir la fe a los hijos y a la familia, "a menudo tentada por las nuevas ideologías individualistas y superficiales", el Santo Padre destacó la importancia de "acompañar con el testimonio cristiano y una presencia que no acusa ni juzga, sino que escucha con una postura abierta al diálogo".

"La fe se transmite en dialecto, en el lenguaje de la familia y a través del buen ejemplo", manifestado en gestos de bondad y caridad; explicó Francisco.

Clave de la felicidad: ensuciarse las manos

Una de las preguntas planteadas al Papa fue acerca de la fórmula para ser felices. «¿Quieres ser feliz? Ensúciate las manos», dijo Francisco.

El Sucesor de Pedro explicó mediante un gesto simbólico con las manos, cómo actúa por una lado, la competitividad excesiva, "el mercado hipócrita de la apariencia"; y por otro el de la solidaridad:

La primera se representa con el puño de la mano cerrada, mientras que la otra con la mano abierta. “El gesto de la competencia, generalmente es fijo, hace cálculos, tantas veces funciona inconscientemente, pero representa quietud, no se pone en juego, no hace camino”, expresó.

En cambio, la cultura de la solidaridad con el gesto de la palma de la mano abierta equivale a “ensuciarse las manos”, para “recibir”, “aproximarse”- añadió subrayando lo que dicen los santos y Jesús: “Hay más amor en el dar que en el recibir”.

Francisco resaltó que la cultura de la hipocresía que “aniquila los sentimientos”, se contrapone la “cultura del servicio”. Los jóvenes más maduros con sentido del humor, risueños, alegres es porque “van adelante en el camino con el servicio” y se “arriesgan”, argumentó.

El joven que no arriesga- afirmó el Papa – no madura y no profetizará nunca.

Asimismo, el Obispo de Roma denunció “la cultura de la aseguración”, aquella donde se tiene todo y sin arriesgar. Por eso, existe una “cultura de la acumulación”, lamentó Francisco advirtiendo sobre las consecuencias de la búsqueda desenfrenada del bien individual, “trepando encima de los demás”, como si el fin justificara los medios. Sin embargo, “la cultura del servicio y de la fraternidad se abre y se ensucia las manos”.

Por tanto, ante esta “cultura fracasada”, el Santo Padre aconsejó a los jóvenes “ensúciarse las manos”, comprometerse y hacer cosas por los demás, para pode ser verdaderamente felices.

Tomar los sueños de los ancianos y llevarlos hacia adelante

Respecto al acompañamiento de los ancianos, el Pontífice alentó a las nuevas generaciones a "tomar como propios los sueños de los mayores", a escucharlos y a empezar a soñar al igual que sueñan ellos, "cargando sobre nuestras espaldas el peso de la responsabilidad de sus sueños", que han impulsado gran parte de los beneficios que hoy gozan los jóvenes en las sociedades modernas: sueños de libertad, fraternidad, bienestar y unidad.

Europa debe recordar que fue migrante

En cuanto a la violencia y la discriminación que imperan en muchos ambientes y que hostigan de forma especial a muchos migrantes, el Papa recordó que Europa fue migrante y que todos tenemos en nuestra historia, "un pasado migratorio"; por lo que debemos "recibir a los que vienen a nuestra tierra" y no sólo eso, "ayudarlos en la integración para que sean parte de la sociedad, como uno más".

El Papa concluyó agradeciendo a todos la enorme labor que ha hecho posible la elaboración de este libro y  alentó, "a no dejar nunca de luchar por nuestros sueños".

Dejar atrás el individualismo y crear lazos

En este evento, también participó el Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, Presidente del Comité Organizador de la Jornada Mundial de la Juventud 2019, quien subrayó la importancia de que las sociedades dejen atrás el individualismo, y sean capaces de crear lazos entre los distintos grupos poblacionales, para garantizar una sociedad más rica en valores, y más fuerte en unidad.

"La existencia de las relaciones intergeneracionales implica que en las comunidades se posea una memoria colectiva, pues cada generación retoma las enseñanzas de sus antecesores, dejando así un legado a sus sucesores. Esto constituye marcos de referencia para cimentar sólidamente una sociedad en el mundo actual", afirmó el prelado.

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Encuentro del Papa con jóvenes y ancianos
23 octubre 2018, 17:00