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El Papa: combatir las llagas de Sicilia con una nueva evangelización

En Plaza Armerina el Papa Francisco evidencia los sufrimientos de la tierra siciliana y exhorta a la caridad misionera

María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano

Aprender a reconocer en los sufrimientos humanos las mismas heridas del Señor y tocarlas en nuestras llagas, en las de nuestros amigos, en las de nuestra sociedad: fue el consejo del Papa Francisco a los fieles sicilianos congregados en Plaza Armerina, primera etapa de su visita apostólica a Palermo. Tras escuchar el saludo de obispo, Mons. Rosario Gisana, el pontífice dirigió a los fieles presentes un extenso discurso intercalado por reflexiones espontáneas que los fieles acogieron con aplausos. ¡Me alegro de estar con ustedes! Les dijo para comenzar.

Las llagas que afligen al pueblo siciliano

Son las llagas del subdesarrollo social y cultural; la explotación de los trabajadores y la falta de empleo decente para los jóvenes; la migración de familias enteras; la usura, entre otras, las que afligen a sociedad centro-siciliana que el Papa enumera al iniciar su discurso, recordando que ante este sufrimiento “la comunidad eclesial puede aparecer, a veces, desconcertada y cansada;  pero que a veces, en cambio, “gracias a Dios, es viva y profética”, y busca “nuevas formas de anunciar y ofrecer misericordia, especialmente a los hermanos y hermanas”. Francisco subraya que para dar concreción a la propia fe es necesario “reconocer en estos sufrimientos humanos las mismas heridas del Señor” y exhorta a comprometerse con una nueva evangelización “partiendo precisamente de sus cruces y sufrimientos”. “Después de haber concluido el bicentenario de su Diócesis, agrega el Papa, les espera una misión apasionante: volver a proponer el rostro de una Iglesia sinodal y de la Palabra; Iglesia de la caridad misionera; Iglesia de la comunidad eucarística”.

Iglesia sinodal y de la Palabra, que da fortaleza

"La perspectiva de una Iglesia sinodal y de la Palabra requiere el valor de escucharse unos a otros, pero sobre todo de escuchar la Palabra del Señor – asegura el Papa, exhortando a no poner “nada delante del centro esencial de la comunión cristiana, que es la Palabra de Dios”, “háganla suya – insiste – especialmente a través de la lectio divina”.

“La palabra de Dios y la comunión sinodal son la mano extendida a los que viven entre esperanzas y desilusiones e invocan a una Iglesia misericordiosa, cada vez más fiel al Evangelio y abierta a la acogida de los que se sienten derrotados en cuerpo y espíritu, o relegados a la marginación”. Hablando espontáneamente el Papa evidencia que para ir adelante en esto “deben estar acostumbrados a la Palabra de Dios, leer el Evangelio, todos los días”.

Iglesia de la caridad misionera, con compasión evangélica

Para ser Iglesia de caridad misionera, es necesario "prestar atención al servicio de la caridad que hoy se requiere por circunstancias concretas" – prosigue el Santo Padre.  Y recuerda que “los sacerdotes, los diáconos, las personas consagradas y los fieles laicos están llamados a sentir compasión evangélica – que ‘era lo que sentía Jesús’ precisa - por los muchos males del pueblo, convirtiéndose en apóstoles itinerantes de la misericordia en el territorio.”

Caridad evangélica en las parroquias

Francisco subraya la importancia de “fomentar la caridad evangélica, la solidaridad y la preocupación fraterna en las parroquias y comunidades, evitando la tentación mundana del vivir tranquilos, de pasarla bien sin preocuparse de la necesidad de los demás”. Y alienta a continuar el servicio eclesial, expresado “en obras concretas: centros de escucha de Caritas, comedores y refugios para los hermanos y hermanas más desdichados, estructuras para albergar a Jesús, refugiado y perdido, y casas de amor para los ancianos, a menudo solos y desanimados”.

Cuidar a los abuelos, raíces de la sociedad

¡Por favor no dejen solos los ancianos, nuestros abuelos! Pide el Pontífice, “Ellos son nuestra identidad, nuestras raíces y no queremos ser un pueblo desarraigado”. Y exhorta a los jóvenes a que "hablen con los abuelos. Y así, tomarán las raíces”. “No olviden que la caridad cristiana no se contenta con ayudar; no cae en la filantropía, - son dos cosas distintas caridad cristiana y filantropía señala - sino que impulsa al discípulo y a toda la comunidad a ir a las causas de la incomodidad y a tratar de eliminarlas, en la medida de lo posible, junto con los propios hermanos necesitados”. “Necesario – dice el Papa -  es “integrarlos en nuestro trabajo”.

Los jóvenes miren adelante sin olvidar las raíces

La caridad misionera incluye también, según el Pontífice, “prestar atención a los jóvenes y a sus problemas”. Y a los “muchos niños y niñas, que colorean la asamblea con esperanza y alegría”, los anima “a ser alegres artífices de su propio destino”, a mirar “siempre adelante sin olvidar las raíces”, con confianza en la “amistad sincera y fiel” del amigo Jesús.  “Confíen también en la Iglesia”, les pide el Santo Padre, “que está llamada a interceptar sus necesidades de autenticidad y a ofrecerles un ambiente alternativo al que está frente a ustedes”.

La Iglesia Comunidad eucarística

Francisco explica que de la Eucaristía, se toma “el amor de Cristo para llevarlo a las calles del mundo, para ir con él al encuentro de sus hermanos y hermanas. Con él -este es el secreto- podemos consagrar toda realidad a Dios, para que su rostro se imprima en sus rostros, su amor llene los huecos en el amor”.

Presbíteros y obispos llamados a la unidad

Dirigiéndose de manera especial a los presbíteros, los exhorta a reunirse “en torno al Obispo y entre ellos”. “Es bello trabajar juntos, considerando a los hermanos "superiores a ustedes mismos" agrega, y les recuerda que “en medio del pueblo de Dios que les ha sido confiado, están llamados a ser los primeros en superar las vallas, los prejuicios dividen; los primeros en detenerse en humilde contemplación ante la difícil historia de esta tierra, con la sabia caridad pastoral que es don del Espíritu".

En camino hacia la tierra del Padre Pino

El Papa se despide explicando que lo esperan en Palermo “donde haremos memoria agradecida del sacerdote mártir Pino Puglisi” y antes de finalizar recuerda que, justo un mes antes de morir el Beato, “pasó unos días aquí, en Piazza Armerina” para encontrarse con los seminaristas. “Un pasaje profético” afirma el Papa.  "¡Por amor a Jesús, sirve a los hermanos hasta el final!" Encomendándolos a la Virgen,  el Santo Padre invita a los fieles a rezarle un Avemaría y antes de darles la bendición apostólica pide a los fieles presentes que “cada uno piense a sus seres queridos para que esta bendición descienda sobre los seres queridos, amigos y también enemigos. Abran el corazón a todos, para que esta bendición descienda sobre todos”.

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15 septiembre 2018, 09:40