El Papa Francisco con un trabajador El Papa Francisco con un trabajador 

El trabajo está vinculado a la dignidad de la persona

La persona además no es sólo trabajo. Son muchos los aspectos que ha evaluado el Papa en los distintos discursos

Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano

«Celebremos san José Obrero acordándonos siempre de que el trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de la persona»: el tuit del Papa Francisco en este 1º de mayo nos recuerda también que “no existe peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. (25 mayo de 2013).

El trabajo clave para el desarrollo social

“El trabajo, además de ser esencial para el florecimiento de la persona, es también la clave para el desarrollo social”: lo afirmaba el Papa en la carta al Card. Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral en 2017. 

“Cada día, millones de personas cooperan al desarrollo a través de sus actividades manuales o intelectuales, en grandes urbes o en zonas rurales, con tareas sofisticadas o sencillas. Todas son expresión de un amor concreto para la promoción del bien común, de un amor civil”, escribía. 

La persona no es sólo trabajo

Sin embargo, en la misma carta el Pontífice recordaba- citando a Papa Pablo VI - , que “no hay que exagerar la mística del trabajo”:

“La persona no es sólo trabajo; hay otras necesidades humanas que necesitamos cultivar y atender, como la familia, los amigos y el descanso. Es importante, pues, recordar que cualquier tarea debe estar al servicio de la persona, y no la persona al servicio de esta lo cual implica que debemos cuestionar las estructuras que dañan o explotan a personas, familias, sociedades o a nuestra madre tierra”.

El trabajo justo responde a la vocación de la persona

Porque el trabajo “transforma” a la persona - escribía por otra parte a la Presidenta de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales - el proceso de producción de los bienes y servicios asume una valencia moral:

“El trabajo justo es el que no sólo garantiza una remuneración justa, sino que corresponde a la vocación de la persona y por lo tanto es capaz de desarrollar sus capacidades”.

“El reconocimiento de esta dimensión más fuertemente personalista del trabajo -agregaba- es un gran desafío que  todavía está frente a nosotros, incluso en las democracias liberales donde también los trabajadores han logrado conquistas notables”.

Todo está interconectado, debemos responder de modo integral

En la Visita Pastoral que realizó a Génova, siempre en 2017, el Obispo de Roma regresaba al tema del Pacto social: “En torno al trabajo se edifica todo el pacto social. Porque cuando no se trabaja, se trabaja mal, se trabaja poco o se trabaja demasiado, es la democracia la que entra en crisis”.

“Cuando el modelo de desarrollo económico se basa solamente en el aspecto material de la persona -agregaba en la Carta al Card. Turkson- o cuando beneficia sólo a algunos, o cuando daña el medio ambiente, genera un clamor, tanto de los pobres como de la tierra, que nos reclama otro rumbo”. 

Un rumbo que para que sea sostenible, necesita colocar en el centro del desarrollo a la persona y al trabajo, integrando la problemática laboral con la ambiental, se explayaba el Romano Pontífice. Porque, añadía, “todo está interconectado, y debemos responder de modo integral”.

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01 mayo 2018, 12:26