«Hijos de Haití», un proyecto para no olvidar la tragedia de una tierra
Beatrice Guarrera – Ciudad del Vaticano
Pobreza extrema, violencia de bandas criminales, catástrofes naturales: Haití es esto, pero no sólo. El país, a menudo apartado de los titulares de los grandes periódicos internacionales, tiene una gloriosa historia de emancipación de la esclavitud desde principios del siglo XIX. Una historia que aún hoy puede revivirse, empezando por la redención de los más jóvenes, a menudo obligados a unirse a las bandas como única posibilidad de sobrevivir.
Son los «Niños de Haití», que el diario Avvenire ha decidido contar con un proyecto multimedia, presentado en Roma ayer, martes 13 de mayo, en la sede de la Pontificia Comisión para América Latina.
Una historia que puede enseñar
«Haití – explicó a los medios vaticanos Marco Girardo, director del diario de la Conferencia Episcopal Italiana – es un poco el símbolo, el emblema de la primera república de la zona que ha declarado la independencia, la segunda república que ha declarado la independencia en la historia. Tiene una historia de libertad, atraviesa un momento de tremenda dificultad, pero puede enseñarnos a nosotros, que somos en parte cómplices de la situación en la que se encuentra Haití, a causa de la mirada colonialista con la que siempre se ha mirado a Haití y al sur del mundo, a ser capaces de mirar también sus potencialidades de futuro y de desarrollo».
El proyecto multimedia consta de un docufilm, que se llevará a varios festivales, una serie de reportajes, publicados cada quince días hasta finales de año, y una colecta de fondos de la Fundación Avvenire en favor del orfanato Maison Des Anges. También está prevista una exposición fotográfica, que se convertirá en itinerante, creada por los niños haitianos.
Un año crucial
«Es crucial dar visibilidad a Haití en un año crucial», declaró Lucia Capuzzi, corresponsal de Avvenire y responsable del proyecto, en conexión desde Perú. En efecto, han pasado 200 años desde el 17 de abril de 1825, cuando Francia obligó a los antiguos esclavos, que habían diezmado los ejércitos de Napoleón, a indemnizarle con 150 millones de francos. De lo contrario, la isla habría sido invadida de nuevo. Fue una deuda que Haití tardó años en pagar y que minó su desarrollo desde el principio, con consecuencias que aún sufren sus más de 11 millones de habitantes.
«Nuestra campaña – explica Capuzzi – quiere ayudarnos a comprender que todos somos Hijos de Haití porque la isla ha dado al mundo este anhelo de libertad, esta fuerza, esta capacidad de resiliencia y resistencia, y eso nos hace comprender las consecuencias que el pasado tiene en el presente».
El problema de la deuda
La profesora Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, también intervino en la presentación, moderada por la periodista Angela Napoletano. «En este año jubilar, no se puede hablar de libertad cuando los pueblos están endeudados», dijo Cuda. La deuda pública es un problema que Haití comparte con otros países latinoamericanos, con los que hay que mejorar la comunicación, aunque sólo sea por las diferencias lingüísticas, ya que en la isla se habla francés, mientras que en otros estados se habla español.
Frente a la financiación de la deuda y a la imposibilidad de reembolsarla – afirma el padre Giulio Albanese, director de la Oficina de Cooperación Misionera entre las Iglesias y de la Oficina de Comunicación Social de la diócesis de Roma – es necesario tomar partido:
«Como Iglesia no podemos quedarnos de brazos cruzados: que el Jubileo sea un tiempo de conversión, de condonación de deudas, en el que afirmar el bien común de los pueblos».
Un bien común al que Haití también ha contribuido a lo largo de la historia, impulsando la lucha por la liberación de la esclavitud, y que aún hoy sigue siendo un verdadero laboratorio de resistencia, como afirmó Stella Jean, diseñadora de moda haitiano-italiana y Goodwill, embajador de la ONU.
El futuro de Haití también fue cuestionado por Alessandro Galassi, director del docufilm proyectado en el estreno, que fotografió la condición de los jóvenes afiliados a bandas criminales y de algunos ciudadanos, que promueven muros y barreras arquitectónicas «para proteger su seguridad». Una tendencia que parece trazar un futuro distópico a evitar para la humanidad.
El compromiso de Médicos Sin Fronteras
Chiara Montaldo, especialista en enfermedades infecciosas y coordinadora de la unidad médica de Médicos Sin Fronteras habló sobre el progresivo deterioro de las condiciones de vida y de seguridad en Haití, que ha obligado a estos médicos a cerrar dos centros de traumatología en Turgeau y Carrefour hace poco más de un mes. La dolorosa decisión se produjo tras un último incidente en febrero, «en el que uno de nuestros vehículos con nuestro logotipo – explicó Montaldo a nuestros micrófonos – fue atacado. Así que no sólo fuimos víctimas de los enfrentamientos, sino que esta vez éramos el objetivo».
Todavía existe un centro de traumatología gestionado por la ONG, en el barrio de Tabarre de Puerto Príncipe, pero ya no puede hacer frente a las crecientes necesidades, entre otras cosas porque además se ha cerrado otro hospital en Mirabolè. Msf, presente en el país desde 1991, también sigue operando en el sur del país con un proyecto de atención materno-infantil.
«Esperamos poder reabrir nuestras dos instalaciones lo antes posible – dijo Montaldo – primero porque significa que la situación ha mejorado, y segundo porque por fin podremos llegar a más personas necesitadas».
La presencia de Avsi
«Nada justifica mirar hacia otro lado ante una crisis tan grande como la de Haití», ha declarado Fiammetta Cappellini, responsable de emergencias de Avsi. Una crisis «que no puede ni debe olvidarse». Los problemas a los que se enfrenta el país», declaró Cappellini a los medios de comunicación vaticanos, «son muchos: sin duda la pobreza, la falta de medios de subsistencia para la población, la inseguridad alimentaria, la malnutrición infantil».
Otras cuestiones críticas son «la educación de los niños y la protección de la población vulnerable. Las mujeres y los niños son víctimas de una violencia muy grave. La violencia de género contra las mujeres es un problema verdaderamente dramático». Las intervenciones de Avsi en estos momentos son muy amplias:
La presencia de la organización – explicó Cappellini – es muy fuerte tanto en la capital, que es el punto más afectado por esta dinámica de violencia, como en los departamentos periféricos, que son las zonas rurales.
Allí se trabaja a través de la seguridad alimentaria, la nutrición y el desarrollo agrícola, mientras que en la capital hay más apoyo humanitario, protección y asistencia a las víctimas de la violencia, sin olvidar las intervenciones educativas que son «muy importantes en estos momentos».
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