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Pacto Migratorio Europeo: preocupación por la solidaridad a la carta

El miércoles 23 de septiembre, la Unión Europea presentó su Pacto sobre Migración y Asilo. Cinco años después de la "crisis de la migración" de 2015, esta reforma del asilo prevé normas más estrictas para la atención de los migrantes, más controles fronterizos y procedimientos más rápidos.

Marine Henriot y Marie Duhamel - Ciudad del Vaticano

La dificultad para Bruselas es conciliar las diferentes visiones de los países europeos con este nuevo pacto europeo sobre la migración y el asilo. Desde los países del Grupo de Visegrad (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia), que son más cautelosos con la idea de acoger a los solicitantes de asilo, hasta los de Italia y Malta, que piden una mayor solidaridad europea. Para ello, Bruselas está aprendiendo las lecciones del fracaso de las cuotas de reubicación decididas después de 2015, abandonando el principio de una distribución obligatoria de los migrantes, anunciando el fin del Reglamento de Dublín (que hacía recaer la carga de la solicitud de asilo en el primer país de llegada) y optando por un "mecanismo de solidaridad obligatorio": los países de primera llegada seguirán siendo responsables de la solicitud, pero un Estado sujeto a la "presión" migratoria podrá solicitar la activación de un "mecanismo de solidaridad obligatorio".

"Este nuevo principio de solidaridad obligatoria es extremadamente complejo", comenta Leïla Bodeux, responsable de la defensa de los derechos de asilo y migración de Cáritas Europa, que teme que los países opten por la solidaridad a la carta: "Los países podrán elegir la forma de mostrar su solidaridad, a través de la reubicación o el retorno", "esto es problemático ya que algunos pueden centrarse más en los retornos". José Ignacio García, director regional del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), está preocupado por el nuevo mecanismo. "Seguimos sintiendo que estamos hablando de una solidaridad elegida, una solidaridad frágil, guiada por el principio de 'no en casa'", dijo.

¿Fin de Dublín?

El Reglamento de Dublín, que es el pilar actual del sistema europeo de asilo, ha seguido alimentando las tensiones entre los Veintisiete debido a la carga que supone para los países que están geográficamente en primera línea, como Grecia e Italia. Pero si la Comisión Europea quiere hablar del fin del Reglamento de Dublín, la realidad es que mientras el concepto de país de llegada siga existiendo, "Dublín no se ha abolido realmente, se ha cambiado, el nombre ha desaparecido, pero el concepto permanece", dice la responsable de Cáritas, quien señala que ahora se tendrán en cuenta otros criterios, "por ejemplo, si el solicitante de asilo tiene lazos familiares en otro país, ese país se ocupará de la solicitud de asilo".

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25 septiembre 2020, 12:58