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Brasil. El llamamiento del obispo de Cruzeiro do Sul: se necesitan alimentos

El país sudamericano, asolado por la pandemia de coronavirus, cuenta ya más de 34.000 víctimas. Monseñor Flavio Giovenale, desde la Amazonia brasileña, relata lo que está sucediendo, denunciando el aumento de la deforestación, pidiendo que se respete más la vida de las personas, a veces dejada de lado en nombre de la economía

Benedetta Capelli y Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano

La epidemia de coronavirus en América Latina no conoce tregua. En todo el mundo, las muertes debidas a la pandemia superan las 390.000, pero Brasil se ha convertido en el tercer país del mundo en cuanto a número de decesos, con más de 34.000 víctimas y 1.473 muertes en sólo 24 horas. Estados Unidos es el país más afectado en términos de decesos y casos, le siguen el Reino Unido y Brasil, pero también hay preocupación en México, que por primera vez ha superado las mil muertes.

La gente viva resucita la economía

Monseñor Flavio Giovenale es obispo de Cruzeiro do Sul, en la Amazonia brasileña, conoce bien la realidad de esta tierra y se muestra preocupado por lo que está sucediendo entre las personas, que viven una mezcla de incredulidad y resignación. El prelado no deja de elogiar el compromiso de muchas iglesias locales que, en tiempos de pandemia, han recorrido nuevos caminos pastorales.

R. - Los números están en continuo aumento. En los últimos días hemos alcanzado casi 1.100 muertes en 24 horas. Hay muchas denuncias sobre la falta de reactivos químicos necesarios para los exámenes. Pero en la raíz hay también opciones políticas que ponen al gobierno central en conflicto con las regiones, por esto la gente reacciona de manera diferente. Hay quienes se quedan en casa, tratando de limitar al máximo las salidas y quienes en cambio insolentemente se atreven a seguir adelante sin mascarillas, sin nada, porque creen que todo es un invento. La tragedia más grande que tenemos ahora son estos grupos poderosos que no creen en la pandemia y siguen como si nada pasara y esto está ayudando al crecimiento de las muertes. 

¿Cuál es el compromiso de las iglesias locales especialmente con los más frágiles?

R. - Las iglesias locales están comprometidas en la distribución de alimentos, pero también se preocupan por difundir las normas de seguridad. Luego hay situaciones particulares, por ejemplo, en la arquidiócesis de Manaus hemos organizado refugios, guarderías, internaciones para personas que vienen del interior y para los indígenas.

¿Cuál es, en su opinión, la actitud espiritual más adecuada y fecunda para vivir este tiempo de crisis y también para empezar de nuevo?

R. - Es ver esto como un tiempo de gracia, Dios sabe escribir derecho en las líneas torcidas. Debemos preguntarnos qué es lo que Dios nos hace ver en esta pandemia y saber cómo aprovechar las oportunidades como ocurrió claramente en Italia, por ejemplo, con el uso de las tecnologías. Dios nos hace descubrir nuevas formas de estar cerca de la gente, incluso con llamadas telefónicas, mensajes. El reto es que en muchos lugares del interior, en los pueblos, no hay internet y ni siquiera llega la televisión. Está la radio diocesana que tiene una muy buena calidad, pero no llega lejos.

 

Los obispos de Brasil, el próximo 9 de junio, participarán en una marcha virtual por la vida...

R. - Queremos decir que la vida siempre triunfa sobre la muerte. Tanto la vida al principio de su desarrollo, con el no al aborto, pero sobre todo la vida en todas sus fases. La marcha por la vida es para todas las vidas, todas son importantes y no deben ser descartadas. Algunas personas aquí en el Brasil dicen que tarde o temprano todos morimos y entonces, dada la situación, es importante salvar la economía. ¡No! No podemos sacrificar idólatricamente las vidas al dios mercado, al dios dinero. Es importante la vida de los ancianos, de los que tienen una discapacidad, la vida de las mujeres que han visto aumentar la violencia contra ellas en este tiempo de pandemia.

Un último llamamiento de su parte para apoyarlos y para enfrentar esta pandemia.

R. - Realmente necesitamos apoyo, a nivel de Caritas, de la Conferencia Episcopal porque nuestra necesidad son los alimentos. Y luego, a un nivel más amplio, serviría presionar al gobierno brasileño para que continúe con la lucha contra la deforestación, que ha aumentado enormemente. Mientras todos estaban en cuarentena y en lockdown, muchos se han aprovechado. Miremos a la población: es aquello que dijo el Papa el domingo, que la población vale más que la economía, porque la economía se puede salvar con la gente viva, pero la economía no resucita a las personas, mientras las personas vivas resucitan la economía.

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06 junio 2020, 13:50