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2019.10.03 Carmen con su hijo 2019.10.03 Carmen con su hijo  La historia

Amazonía y el Mediterráneo: la travesía de Carmen

Miles de personas atraviesan la selva amazónica y cada día dejan atrás su tierra natal en busca de un futuro mejor. Muchos venezolanos pretenden llegar a Ecuador, donde la política de acogida es una de las más generosas de América Latina. Entre ellos conocimos a una joven, que hace unas semanas se escapó de Venezuela con su hijo de apenas unos meses de edad.

Mario Galgano - Quito

Caritas Ecuador le abrió la puerta a ella y a su hijo, y en las afueras de Quito, en el noroeste de la Amazonía, ha creado un centro de acogida de refugiados que puede acoger a unas 40 personas. La peculiaridad de este centro es que los refugiados pueden permanecer allí un máximo de tres días, el tiempo suficiente para tramitar los documentos de entrada y estancia en el país sudamericano. La política de acogida en Ecuador es tan eficiente que normalmente en pocos días los refugiados tienen los papeles para encontrar una vivienda estable y un empleo.

Así es como Carmen nos habla de su viaje por la Amazonía:

"Me escapé por razones económicas. Vivía en Venezuela con mis tres hijos y mi hermano. Salimos de Cúcuta y caminamos durante 17 días, principalmente por Colombia. Todos ellos me ayudaron en el camino. Nos quedamos en la frontera colombiana durante 19 días porque no tenían visa de entrada y no nos dejaron pasar. Así que decidimos continuar el viaje a través de la selva para llegar a Ecuador. Cuando llegamos aquí, donde está el centro de recepción, no sabía que era un lugar para refugiados. Una señora que conocía nuestro viaje, un ángel enviado por Dios, nos encontró en un parque donde nos alojábamos y nos ayudó a contactar con este centro. Gracias a ella, estamos aquí ahora.

A Carmen no le gusta hablar de política y ni siquiera está muy interesada en el tema. Lo único que pide y espera es poder regresar a su país lo antes posible. Mientras tanto, está muy agradecida por el apoyo dado por los ecuatorianos a los refugiados:

"No puedes imaginarte el sufrimiento durante el viaje. Lo que me empujó a seguir adelante fue el hijo que llevaba en brazos y los otros dos a mi lado. Sin embargo, fue muy difícil. Hubo momentos en que me hubiera gustado volver, como aquella noche en que mi hijo tenía fiebre. Mi casa está en Venezuela, pero gracias a Dios tenemos un lugar donde podemos quedarnos y comer. Y gracias a Dios que hay gente que nos ayuda y apoya.

Carmen
Carmen

Carmen ya no tiene padres, pero tiene muchos amigos en Venezuela. Y tiene una fuerte nostalgia por su hogar y por todos los que ama, pero tiene la serenidad de ver su experiencia como una nueva oportunidad para ella y sus hijos, incluso para los más pequeños, que todavía no entienden lo que sucede a su alrededor:

"No sabe lo hermoso que es estar en la propia casa, entre la propia gente, viviendo en paz. Y aunque esté con algunos parientes aquí en el extranjero, también echo mucho de menos a mi país.

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06 noviembre 2019, 11:00