España. Jornada ¿Deuda o desarrollo? Pedrajas: El desarrollo es esperanza
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Con la finalidad de reflexionar sobre “la urgencia de una justicia económica global, inspirado por la Doctrina Social de la Iglesia”, y al mismo tiempo, “sensibilizar a la sociedad, en especial a los jóvenes, sobre el sufrimiento de numerosos países como consecuencia de la desigualdad y el endeudamiento estructural”, se ha llevado a cabo este martes 11 de marzo, la Jornada Académica y Social titulada: ¿Deuda o desarrollo? Financiación para el desarrollo y la enseñanza social de la Iglesia, en el campus de la Universidad Loyola de Sevilla, España.
Una Jornada de impacto internacional
El evento – organizado por el Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española (CEE), la Archidiócesis de Sevilla y la Universidad Loyola, con la colaboración del Instituto de Desarrollo-Fundación ETEA de la Universidad Loyola, la alianza Enlázate por la Justicia (Cáritas, Cedis, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES) y el HUB España de La Economía de Francisco (EoF-The Economy of Francesco) – sirvió de preparación para la próxima IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas (que tendrá lugar del 30 de junio al 3 de julio, en Sevilla, España), y contó con la participación de más de 250 personas, en formato presencial y online, que participaron en ponencias y mesas de trabajo donde reflexionaron sobre la interdependencia que existe en el mundo, el problema de la deuda que alcanza dimensiones alarmantes y las graves desigualdades que ponen riesgo el bienestar de las generaciones futuras y el cuidado de la Casa común.
La Declaración Final: dar un alma a la economía
En este sentido, la Jornada Académica y Social ha recordado que la tradición del Jubileo nos rememora que la verdadera justicia ha de estar al servicio del bien común universal y de los derechos de los pueblos más vulnerables. Por ello, “el Año Jubilar 2025 nos llama a replantear los mecanismos de la deuda para que no se conviertan en un instrumento de opresión”, según se recoge la Declaración Final a modo de Manifiesto con el que ha concluido esta Jornada. Asimismo, el Manifiesto subraya que es necesario “un cambio estructural que devuelva a la economía su función social originaria, para que todos puedan tener acceso a lo necesario para una vida digna”. En definitiva, como pactó el Papa Francisco con los jóvenes economistas, “es necesario dar un alma a la economía”. “La paz no puede existir sin justicia social, y la justicia social exige una transformación profunda de las estructuras económicas que perpetúan la pobreza y la desigualdad. Que este Jubileo traiga para todos, especialmente para los niños, niñas y jóvenes de los países más empobrecidos, un verdadero tiempo de gracia, justicia, y esperanza”, concluye el texto.
Marta Pedrajas: El desarrollo es esperanza
Sobre esta Jornada Académica y Social, en Vatican News dialogamos con Marta Pedrajas, Doctora, experta en desarrollo humano integral y miembro del Grupo de Coordinación del HUB España de La Economía de Francisco (EoF The Economy of Francesco). Además, ponente en esta Jornada junto al cardenal Peter Turkson, de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
Esta Jornada se ha realizado en preparación para la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas. ¿Qué busca esta Conferencia y cuál es su importancia?
Esta Conferencia es importante porque ahora mismo hay un déficit de financiación para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible en el 2030 y esta Conferencia es la que tiene que revisar, actualizar y movilizar todos los recursos y políticas para el desarrollo. Es la IV, lo que significa que ha habido tres anteriores. La I fue en Monterrey en 2002, que fue la primera que también estableció los medios de financiación para alcanzar, lo que en aquel momento eran los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Esa I Conferencia de Monterrey tuvo una revisión en Doha en 2008, una III revisión en Addis Abeba en 2015, que fue cuando a la vez que se estaba probando la agenda de desarrollo sostenible, la Agenda 2030 y luego el acuerdo de cambio climático de París, en el mismo año 2015. Ahora, 10 años después de aquella Conferencia de Addis Abeba se celebra la IV Conferencia de Financiación que se celebrará en Sevilla.
Para la Iglesia es un acontecimiento importante, además porque coincide con el Año Jubilar 2025, donde uno de los temas siempre históricos y clásicos y tradicionales de la Iglesia en los Jubileos es el perdón de las deudas, en concreto de la deuda externa. Entonces, al coincidir una Conferencia de Financiación que va a tratar, entre otros temas, el de la deuda externa con un Año Jubilar, lo que se trata es de preparar también la Iglesia en esa posición que tiene que tener para situarse en esta Conferencia de Financiación.
En el marco del Jubileo, el Papa Francisco ha hecho un llamamiento a los líderes mundiales para condonar o reducir la deuda de los países más pobres. Desde tu experiencia en el campo, ¿es posible alcanzar la remisión de la deuda? ¿Qué cosa impide lograr este objetivo?
Una de las grandes coincidencias es precisamente que en el año donde se va a hablar de deuda externa junto con otros temas de financiación como fiscalidad, comercio, ayuda oficial al desarrollo o la reforma del sistema financiero, uno de los temas que se trabaja es deuda y la sostenibilidad de la deuda y esto coincide con esa llamada del Papa Francisco a que, en el Año de Jubileo, se pueda perdonar, condonar las deudas. Se puede condonar las deudas y puede eliminar una parte de la deuda, se pueden hacer muchos programas de canje de deuda, de suspensión de deuda, opciones hay varias, también dependiendo de la situación que tenga cada país en este momento del 2025.
Por lo cual, sí que se pueden tomar medidas adaptadas a las necesidades muy concretas de los países más vulnerables que están extremadamente endeudados y que además tienen realmente un problema de que tienen que dedicar su presupuesto y su ayuda que reciben para el desarrollo a pagar intereses de la deuda y no pueden satisfacer las necesidades básicas de sus poblaciones como salud, educación, seguridad alimentaria, etc. Actualmente 3.300 millones de personas viven en países donde se dedican más dinero a pagar los intereses de la deuda que al gasto en salud y 2.100 millones de personas que en países donde se gasta más en pagar los intereses de la deuda que educación y esto es insostenible, va contra la dignidad humana.
Por tanto, una de las propuestas más potentes, y el liderazgo del Papa sí que lo puede lograr, es que se condonen una parte de esa deuda, que se renegocien las deudas, que se suspenda la deuda, que haya canje de deuda. Como digo son distintas las posibilidades y también hay que ver las necesidades y las posibilidades de cada país, pero es cuestión muchas veces de voluntad política, técnicamente se puede hacer, es cuestión de voluntad.
En este sentido, ¿cómo sensibilizar a la sociedad, y en especial a los jóvenes, sobre el sufrimiento de las poblaciones como consecuencia de la desigualdad y el endeudamiento estructural?
Lo que se trata es de dar información correcta, información verificada, donde realmente, pues, tenemos muchísimos datos a la mano de los niveles de sobrendeudamiento, pero también de los niveles de pobreza extrema. Actualmente, hay 700 millones de personas todavía viviendo en pobreza extrema, según las mediciones de Banco Mundial más de 1.100 millones de personas viviendo en pobreza multidimensional, 333 millones son niños. Esto está estudiado. Se puede hilar muy fino para ver realmente dónde están los más necesitados, los más vulnerables y que medidas se pueden proponer para llegar a apalear su situación.
En este sentido, hay que sensibilizar dando información correcta, pero además también dando experiencias de vida. Yo creo que no es tan difícil poder hacer llegar a los jóvenes, no solamente que lean sobre la pobreza, sino que la experimenten, que se enfrenten a la realidad realmente de personas que viven con muchísimas necesidades en un mundo donde ellos a lo mejor son muy privilegiados o somos muy privilegiados. Entonces, esas experiencias que muchas veces son puntuales, pero marcan, un voluntariado, una asistencia social, un compromiso con una comunidad. Creo que es lo que hace que realmente no solamente sea estudiar, leer la pobreza, leer las desigualdades, sino vivirlas con las personas que los están sufriendo, acompañarlos. Creo que esa experiencia los jóvenes de hoy día no quieren tanto solamente la información, sino el vivirlo para poder ser conscientes, y creo que eso sería una cosa muy buena para poder proponer.
En este Año de la Esperanza, y teniendo presente la realidad de los países más pobres, ¿cómo promover soluciones inspiradas en los valores de la solidaridad global y de la esperanza?
Esta es más importante que nunca porque estamos en un mundo muy convulso, muy turbulento de las cosas, están cambiando muy rápido y parece que no siempre para bien y se está recortando más mucha ayuda al desarrollo, muchos programas internacionales de desarrollo, hay una crisis de confianza en las instituciones, hay crisis de liderazgo. Bueno, pues en este momento la voz, por ejemplo, del Papa Francisco, la voz de la Iglesia es una voz de esperanza, es realmente quien puede movilizar conciencias, quien puede llamar a la solidaridad, quién puede pues brindar esa esos proyectos de futuro, porque el desarrollo siempre pues hemos estudiado, el desarrollo humano es libertad, lo cual la pobreza es falta de libertad.
Yo solo completaría que el desarrollo es esperanza, si hay esperanzas, hay futuro, hay desarrollo. Por tanto, es realmente necesario promover esos movimientos de esperanza. Un ejemplo muy claro lo tenemos en Valencia, es mi tierra, lo que ha pasado con la Dana, esas inundaciones terribles, y cómo se han movilizado tantísima gente, tantísimos voluntarios, muchísima gente joven, que han atendido a una necesidad, a un llamado de angustia de todos estos pueblos inundados, y se han volcado a brindar, pues esa esa ilusión, esa esperanza y esa construcción de un futuro mejor. Por tanto, yo creo que sí que hay esperanza, de que los jóvenes, de que la sociedad, si se moviliza, si se si se organiza, si tiene ayudas también para que puedan llevar a cabo esos proyectos de ayuda y esos proyectos de llevar esa esperanza a los más necesitados, si se puede lograr.
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