Buscar

Recordando en Ecuador la Batalla del Pichincha en 1822 Recordando en Ecuador la Batalla del Pichincha en 1822 

Mensaje de obispos ecuatorianos en Bicentenario de la Batalla del Pichincha

En el aniversario de este acontecimiento, los Obispos ecuatorianos afirman que esta conmemoración es una oportunidad para hacer memoria de aquellos hombres que soñaron con la libertad.

Vatican News

"Que este aniversario sirva para hacer un autoexamen, todos, ciudadanos comunes o gobernante, ante los temas de urgente tratamiento, como la pobreza extrema, el desempleo, la violencia, la corrupción, el narcotráfico, el racismo y la falta de tolerancia. Abriendo caminos a soluciones, a caminar juntos como lo pide el Papa Francisco, en una actitud de escucha a todos los sectores sociales", se lee en el Mensaje de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

En el Evangelio, afirman los obispos, se encuentran "las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía tocia América Latina tiene" .(Papa Francisco,Saludo, Quito,5 dejulio  de 2015). Mirando al futuro, ya que, como señalan, "no han terminado los sueños por la libertad y la equidad".

En su mensaje, los obispos afirman al pueblo ecuatoriano, que la conmemoración del bicentenario de la Batalla del Pichincha, es una ocasión para agradecer a todos aquellos que forjaron el país. Un tiempo propicio se añade, para honrar a todos los hombres y mujeres que, “durante estos doscientos años, han trabajado por un Ecuador mejor, desde todos los campos del quehacer cotidiano: a los que han luchado en las fronteras resguardado la integridad territorial a los que han salido del país en búsqueda de mejores oportunidades, llevando en el corazón nuestros valores y tradiciones; a todo el personal de la salud y tantos otros que combatieron la pandemia del COVID-19; a los que han consagrado su vida al servicio de los demás, de una manera desinteresada y hasta heroica, como los misioneros laicos, religiosos y sacerdotes y a todos aquellos que han quedado en el anonimato pero que son un testimonio vivo de amor a la patria”.

El Bicentenario es un llamado a no romper con la historia

"Este Bicentenario nos llena también de alegría y gratitud por nuestra ecuatorianidad, por aquello que somos, sus sabidurías ancestrales, sus múltiples tradiciones culturales y religiosas, heredadas de nuestros padres y que constituyen verdaderos tesoros donde deben nutrirse las jóvenes generaciones. En particular por nuestra fe cristiana, compartida por la mayoría de los ecuatorianos, cuyos frutos de santidad fecunda nuestra historia", se lee en el texto.

Pero el aniversario invita también a los ecuatorianos a "no romper con su historia y sus valores, con su ser, sentir y pensar", pero también deben estar atentos ante los nuevos modelos de "colonización, que de manera sutil pero no menos destructora, desprestigian el valor de la persona, la vida, el matrimonio y la familia y daña, con propuestas alienantes, tan ateas como en el pasado, especialmente a.nuestros jóvenes, dejándolos desprovistos de raíces para crecer'' (Papa Francisco, Rumanía,2 dejunio de 2019)"

"Una sana laicidad reconoce la libertad religiosa"

Los obispos afirman en su mensaje que Ecuador es un estado laico desde sus orígenes. Al respecto, confirman que una sana laicidad reconoce y garantiza la libertad religiosa sin privilegiar una determinada confesión; en cambio, señalan, el laicismo exasperante tiende a reducir lo religioso a la esfera puramente individual y a eliminar su dimensión pública, con lo cual desconoce lo que indica la actual Constitución (Art.66.8).

Al respecto, la Iglesia Católica y las otras confesiones, han sido parte integrante del desarrollo del país. La Iglesia Católica ha sostenido al pueblo con sus obras pastorales y con el anuncio del Evangelio y asistencia espiritual, además ha garantizado en muchas regiones donde era urgente, ha garantizado los servicios básicos de salud y educación.

"Es menester que esta cooperación se acreciente y que dejando de mirarnos con desconfianza podamos, el estado y la Iglesia, coadyuvar esfuerzos para «que nadie se sienta tranquilo mientras haya en el Ecuador un niño sin escuela, una familia sin vivienda, un obrero sin trabajo, un enfermo o un anciano sin adecuada atención». (San Juan Pablo 11, Guasmo, 1 de febrero de 1985).

Incentivar la Buena Política

Los obispos ecuatorianos, afirman en su mensaje, que aunque si no se inmiscuyen en política partidista ni en competiciones electorales, sin embargo, sienten el deber de invitar a todos los que se dedican al quehacer político, a que superen "las divergencias respecto a las soluciones de los problemas sociales o económicos a través del diálogo, teniendo en vista el bien común y particularmente los intereses de los más vulnerables".

Por último, piden que cada uno, ciudadano común o gobernante, se haga un autoexamen ante los temas de urgente tratamiento, como la pobreza extrema, el desempleo, la violencia, la corrupción, el narcotráfico, el racismo y la falta de tolerancia:

"No se trata sólo de enfrentar en negativo estos asuntos, sino de abrir nuevos caminos y de estar abiertos a soluciones que no siempre vienen de los "expertos". El Papa Francisco nos invita a "caminar juntos", en una actitud de escucha a todos los sectores sociales, de discernimiento entre tantas posibilidades, y a tomar grandes decisiones que nos comprometan en la promoción de una cultura que respete a todos los grupos sociales e individuos, que proponga una economía tanto respetuosa de la iniciativa privada y dela libertad, cuanto equitativa y solidaria, así como de una política inclusiva  y participativa, que corresponsabilice a toda la sociedad con su presente y su futuro. Este compromiso por -el otro, implica también el cuidado de la naturaleza, que el Creador nos ha entregado y de la cual también formamos parte. Lejos de destruirla o tratarla arbitrariamente, tenemos la responsabilidad de cuidarla como "Casa común" por nuestro propio bien y el de las generaciones futuras".

Los obispos además afirman que es en el Evangelio donde se encuentran "las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía tocia América Latina tiene". (Papa Francisco, Saludo, Quito,5 dejulio  de 2015). Aún, después de 200 años, no han terminado los sueños por la libertad y la equidad, enfatizan, "por una patria donde podamos reconocernos como hermanos. No hay enemigos que combatir, sino hermanos con los que tenemos que contar para hacer realidad nuestros sueños".

 

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

25 mayo 2022, 14:58