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La actitud que nos favorece para recibir este regalo de Dios es la fe con la que reconozcamos que cada persona es un hermano y puede ser canal, instrumento, a través del cual Dios Amor nos ayuda. La actitud que nos favorece para recibir este regalo de Dios es la fe con la que reconozcamos que cada persona es un hermano y puede ser canal, instrumento, a través del cual Dios Amor nos ayuda. 

Recibir nuevos “regalos de Dios”

En Vatican News compartimos la reflexión de Mons. Julio Daniel Botía, Doctor en Teología y director del Instituto de pastoral del clero, en la que advierte sobre el peligro de la autosuficiencia, actitud que impide reconocer el aporte que pueden hacer otras personas a nuestra experiencia de consagración a Dios.

Por Monseñor Julio Daniel Botía

Estamos contentos de lo que hemos logrado en esta vida? ¿Aspiramos a conseguir nuevos conocimientos, experiencias, amigos, valores, bienes? ¿Cuáles y cuántos aportes recibes de las personas con las que te encuentras cada día?

Sí podemos crecer, progresar, conseguir nuevos frutos en nuestra vida y en nuestro ministerio. Es lo que Dios quiere y en lo que Él nos va ayudar.  Él nos ha elegido por amor para que demos frutos abundantes y que permanezcan (Ver Jn. 15, 16).

Uno de los caminos que Dios tiene para ayudarnos es el de las otras personas. A través de ellos, Él nos da amor, sabiduría, ejemplo, consejos, valores y servicios. Lo ha hecho a través de nuestra madre y de nuestra familia. Lo realiza a través de diversos servidores de la Iglesia. Lo hace a través de los buenos amigos y a través de otras personas, aún de las que nos parecen ignorantes y pecadoras. Es el “regalo de Dios” para tí, para mí, para todos, a través de ellos.

El riesgo de la autosuficiencia

Algunos de nuestros hermanos, o nosotros mismos, decimos: yo sé, yo puedo, yo tengo, yo no necesito de nadie. Con ello indicamos que queremos vivir nuestra vida con lo que ya somos, con lo que vivimos y con lo que hacemos. ¿Verdad?  Así, ante una persona que solicita un servicio la miramos como a un cliente, poco esperamos de ella y la despachamos rápido. Así perdemos, dejamos de recibir, el regalo de Dios a través de esa persona.

En cambio, la actitud que nos favorece para recibir este regalo de Dios es la fe con la que reconozcamos que cada persona es un hermano y puede ser canal, instrumento, a través del cual Dios Amor nos ayuda. La fe nos lleva a crecer en la apertura y en la búsqueda del don de Dios a través de más y más personas. Esa fe nos lleva a superar nuestra autosuficiencia y orgullo, nos hace vivir la fraternidad con humildad y gratitud. Ella nos lleva a recibir lo que Dios quiera regalarnos a través de cada persona. La fe y la fraternidad me llevarán a recibir mejor el don de Dios. También, me llevará a servir mejor, dejando que sea Dios quien ame y ayude a mi hermano a través de mí.

¿Con quiénes te vas a encontrar mañana? Compartamos con otros hermanos sobre los pasos para recibir, todos los días, en cada hermano, esos nuevos regalos Dios.

(Fuente Celam)

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04 octubre 2021, 16:10