Homilía de Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima en la celebración Eucarística en acción de gracias por el Centenario de la Basílica María Auxiliadora Homilía de Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima en la celebración Eucarística en acción de gracias por el Centenario de la Basílica María Auxiliadora

Perú. Arzobispo de Lima: trabajemos por el pan que da la vida eterna

Este XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú presidió la celebración Eucarística en acción de gracias por el Centenario de la Basílica María Auxiliadora, ubicada en la capital peruana.

Ciudad del Vaticano

«¿Cómo puede haber pan en el mundo para solucionar el problema del hambre? Acogiendo el amor gratuito de Jesús para irradiarlo en la humanidad y hacer como dice la Virgen María, María Auxiliadora: Derribó los potentados de sus tronos, encontró a los humildes, a los hambrientos los llenó de bienes y a los ricos los dejó con las manos vacías», lo dijo este domingo Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú en su homilía en la celebración Eucarística en acción de gracias por el Centenario de la Basílica María Auxiliadora, ubicada en la capital peruana. La ceremonia contó con la presencia de Monseñor Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú; Monseñor Lino Panizza, Obispo de la diócesis hermana de Carabayllo y la comunidad Salesiana en el Perú.

Presencia salesiana un signo de amistad

«Esta celebración por el Centenario de la Basílica María Auxiliadora – afirmó el Arzobispo de Lima – es un acto de retoma del sentido de las cosas, del sentido de por qué nosotros podemos pensar en vivir nuestra Iglesia como un signo del amor de Dios. Gracias hermanos salesianos y salesianas por haber hecho esta obra que es un signo de amistad tremendo y precioso. Muchas generaciones se han formado en vuestras obras de servicio y hemos podido tener experiencias bellísimas de personas que nos han asistido y nos han acompañado, como Don Bosco y Santo Domingo Savio, quienes acompañaron a los pobres y a los jóvenes de Turín».

Renovar nuestra capacidad de abrirnos a los demás

En su homilía, Monseñor Carlos Castillo explicó que cuando compartimos el Pan del Señor en la Eucaristía, lo hacemos para renovar nuestra capacidad de abrirnos a los demás, compartir e incentivar la capacidad de la sutil solidaridad, abriéndonos a la creatividad del mismo Jesús que supo anunciar su Reino con gestos y signos capaces de penetrarnos: «Que al participar de la experiencia de compartir el Pan – señaló – podamos también auxiliar a nuestro pueblo en este momento, suscitando la imaginación, la prudencia, la entereza y la honradez en todos para resucitar nuestro Perú».

Detrás de nuestros intereses se esconde la búsqueda de Dios

En este sentido, Monseñor Castillo explicó que, el signo del Señor de darnos de comer el pan apunta a algo mucho más grande: «El Señor trata de ayudar a su pueblo que lo busca como rey y lo busca ansiosamente. Todos los pueblos necesitan una dirección y buscan ansiosamente tener una estabilidad. Y en esa búsqueda el Señor les hace recapacitar pensando en que las búsquedas desesperadas de comer a cualquier precio, de poseer a cualquier precio algo que dé seguridad, no es suficiente. Somos hijos de Dios creados a su imagen para participar de su amor. Y detrás de nuestros deseos, nuestras ansias, nuestras ambiciones inclusive e intereses, se esconde la búsqueda de Dios que es mucho más grande».

Incentivar la capacidad de la sutil solidaridad

El Primado de la Iglesia peruana afirmó que el sentido de la ayuda y el servicio, el sentido de la caridad, no puede existir si es que no es realmente algo que se comparte. Por ello, Monseñor Carlos señaló que los gestos gratuitos de caridad deben realizarse para incentivar en toda la gente la capacidad de la sutil solidaridad: «Digo sutil porque nosotros ahora tenemos un templo en donde compartimos la Eucaristía, pero venimos a compartir la Eucaristía justamente para ser plenamente personas. Y la Iglesia quiere un pueblo lleno de creatividad, de personalidad, de vida, de cariño, de relaciones pacíficas, de tratamiento, de formación, de capacidades desarrolladas a plenitud en toda la gente».

Trabajar por el pan que da la vida eterna

Por último, el Arzobispo de Lima pidió a los peruanos estar unidos para trabajar y afrontar los grandes desafíos del país: «demos gracias al Señor que nos pide que siempre trabajemos, no por el pan que perece, sino por el Pan que da la vida eterna, la vida sutil, la belleza y la apertura al mismo Señor que nos ama».

Homilía del Arzobispo de la Arquidiócesis de Lima, Perú

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02 agosto 2021, 10:42