Nace estación misionera para indígenas de la frontera entre Colombia y Perú

Monseñor Joaquín Humberto Pinzón Güiza I.M.C., Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano en Colombia, explica en una entrevista en qué consiste esta iniciativa de las dos Iglesias de frontera.

En respuesta a la solicitud del Sínodo de Obispos para la Amazonía de "superar fronteras" y generar redes de apoyo entre iglesias vecinas, los Vicariatos Apostólicos de Puerto Leguízamo-Solano, Colombia, y San José del Amazonas, Perú, han firmado un decreto en el que establecen oficialmente "una estación misionera o centro pastoral" para acompañar a las comunidades indígenas de ambos territorios fronterizos. Así lo informa la Conferencia Episcopal de Colombia desde su sitio web.

Más allá de las barreras fronterizas que unen a estos pueblos, la Iglesia desea seguir los caminos que sugiere el Sínodo de Obispos que consisten en crear nuevas estructuras eclesiales que permitan responder a la realidad de estos territorios indígenas, afirmó Monseñor Joaquín Humberto Pinzón Güiza I.M.C., Obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano en una entrevista con el Departamento de Comunicaciones de la CEC, en la que explicó en qué consiste esta iniciativa de las dos Iglesias de frontera.

Nosotros compartimos un territorio con San José del Amazonas en Perú, con muchas comunidades indígenas dispersas en la ladera del río Putumayo por la orilla de Colombia y Perú. Nos preguntamos cómo llegar a estas comunidades con una presencia un poco más constante y cercana (…) Pensamos en cómo unirnos como Iglesia y crear un equipo misionero que responda a la realidad del territorio, superando lo que son las fronteras

En este contexto, estas dos Iglesias hermanas han tomado la iniciativa de fundar la estación misionera, animadas por un equipo inter-vicarial, que se encargará de la función pastoral en estos territorios. Son ellos quienes tendrán a su cargo la tarea de mantener un análisis actual de la realidad de las comunidades y sus territorios y, de acuerdo a las líneas pastorales sugeridas desde los vicariatos apostólicos de ambos países, poder dar respuesta y atención a las necesidades y los desafíos que se planteen en estos pueblos indígenas.  

Falta la presencia del Estado

Pobreza y violencia, fruto del abandono por parte del Estado, son realidades difíciles que enfrentan las comunidades tanto en territorio peruano como colombiano, añadió Monseñor Pinzón Güiza, precisando que no hay propuestas estatales que satisfagan las necesidades de las comunidades:

 “En los dos países la presencia del Estado es frágil, lo que hace que se convierta en un escenario propicio para el accionar de grupos armados al margen de la ley. En estos territorios están presentes diferentes grupos auspiciados por el narcotráfico. Son todas estas problemáticas las que generan violencia y desplazamiento de las comunidades”.

Un decreto valida la estación misionera

El prelado aseguró que a través del centro pastoral, la Iglesia se propone trabajar en tres metas concretas que permitirán acompañar a las comunidades: 1. Estar presentes, acompañando a las comunidades para fortalecer los procesos que allí se desarrollan.  2. Ser artífices de esperanza. En medio de un panorama sombrío donde no se vislumbra caminos amplios, llevar sentimientos de esperanza.  3. Juntos hacer posible ese rostro amazónico. Ir dibujando ese rostro amazónico que pide el Sínodo para estos territorios, conocer su riqueza cultural, apoyar los procesos que están viviendo y ver cómo acompañar esa dinámica de fe que existe en algunas comunidades y en otras hay que proponerlas. 

Una experiencia de misión

“Ambos Vicariatos firmamos un decreto de creación de la conformación de este centro pastoral o estación misional, que a su vez estará bajo la responsabilidad de un equipo que se conformó, con el fin de propender por el cuidado pastoral y territorial de las dos orillas” añadió el obispo. Finalmente, explicó que al ser este un equipo abierto, se tiene la posibilidad para que sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos o laicos comprometidos, que deseen vivir una experiencia de misión lo puedan realizar. Además evidenció que existen diferentes formas de apoyar esta iniciativa que redundará en beneficio de las comunidades indígenas:  
 
Si alguien se quiere animar en hacer un recorrido o realizar alguna ayuda económica para esta tarea pastoral lo puede hacer; hay la posibilidad de apoyar de diferentes maneras. Es una invitación muy bonita para cualquiera que quiera vivir una experiencia en esta Iglesia y quien quiera contribuir para que otros vengan también hay esa posibilidad”.

 

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01 julio 2021, 16:00