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Pascua en Irak, Patriarcado: el Papa nos ha dado una primicia de resurrección

La gratitud por la visita del Papa Francisco a Iraq sigue siendo fuerte y viva. Las celebraciones de la Pascua están envueltas en el mensaje de esperanza que el Pontífice dejó aquí. A pesar de las restricciones sanitarias, la Iglesia local se compromete a apoyar a las familias más necesitadas y espera que poco a poco "un aire nuevo" impregne esta tierra. Monseñor Jarjis: las heridas no desaparecen por arte de magia; se necesitan personas de buena voluntad para seguir los pasos de Francisco.

Antonella Palermo - Ciudad del Vaticano

El patriarca caldeo de Bagdad, el Cardenal Louis Raphael Sako, ha vuelto a expresar en una carta enviada al Papa Francisco su gratitud por el reciente viaje apostólico a Iraq, también en nombre de la Asamblea local de Obispos católicos. El Cardenal hizo saber que el Papa deseaba ayudar a la población iraquí con un donativo y que el Patriarcado y la Iglesia local, cumpliendo el deseo del Santo Padre, ya están trabajando para destinar la ayuda económica a iniciativas de apoyo a las familias especialmente afectadas por las consecuencias del conflicto, la crisis económica y la pandemia, familias cristianas, musulmanas y pertenecientes a todas las demás comunidades confesionales presentes en Irak. El Patriarca reiteró que la visita papal llegó al corazón de todos los ciudadanos, sembrando la conciencia de la importancia de aceptar y respetar la diversidad, para garantizar la dignidad, la libertad y la igualdad de derechos y deberes. "Esperamos que esta línea de conducta – concluye – inspire también las intenciones de las grandes potencias mundiales".

Mientras tanto, el gobierno iraquí ha encargado a un comité interministerial que trabaje en la aplicación de las sugerencias y propuestas surgidas durante la reciente visita del Papa Francisco a Irak. Así lo informa el periódico árabe Al Araby Al Jadeed, que se refiere a las cuestiones relativas a la seguridad, la sostenibilidad económica y la reconstrucción tras el conflicto que pesan especialmente sobre la condición de las comunidades cristianas y otros componentes sociales, especialmente en las gobernaciones de Nínive y Bagdad.

En estos días previos a la Pascua, el Obispo auxiliar del Patriarcado caldeo de Bagdad, Monseñor Robert Jarjis, expresó su agradecimiento.

R.- El Papa ha dejado realmente una gran luz entre nosotros. Ha dado una gran esperanza a todo el pueblo iraquí. Nos preparamos para celebrar el Triduo Pascual, a pesar de todos los desafíos: el viernes y el sábado hay toque de queda en Bagdad, precisamente en estos días tan llenos de fe. Por lo tanto, sólo podrán participar en las liturgias aquellos que puedan acudir a la parroquia desde zonas cercanas. En cambio, el domingo es un día laborable y podrán participar más personas. El Santo Padre ha traído una gran alegría.

¿Puede considerarse la visita del Papa Francisco a Irak como una primicia de resurrección para el pueblo iraquí?

R. - Fue así. Ahora sentimos concretamente la luz del Señor gracias al Papa y a las oraciones de todo el mundo. Poco a poco vamos saliendo de las tumbas. Su visita ha abierto la oscuridad con acciones prácticas en esta tierra.

¿Podrá la visita del Papa influir en la agenda política internacional a favor de la población iraquí tan probada por los conflictos?

R. - Esto ya está en marcha. Ya estamos percibiendo los cambios, podemos sentir el nuevo aire. Con su corazón y su rostro luminoso y con su sencillez, Francisco ha mostrado el camino correcto para entrar en este país y ha relanzado a Irak en la escena internacional. Con parte de su donación ya hemos distribuido alimentos a 50.000 familias. Estos son los primeros signos y estamos seguros de que los frutos positivos serán numerosos en el futuro.

Ahora se espera que la población adquiera autonomía económica y social...

R. - Sí, es un proyecto en el que hay que trabajar. El Papa no vino a resolver nuestros problemas, dio una luz de sabiduría para que podamos avanzar lentamente. Esperamos que los jóvenes puedan permanecer en la tierra de sus padres. Tenemos que llevar adelante lo que ya ha comenzado con su presencia aquí, junto con las personas de buena voluntad. La gente ha tocado la espiritualidad y la paternidad del Papa. Fueron muchas las personas que salieron a saludarlo cuando fue a la Catedral de San José para la Misa. Había una larga fila de musulmanes, recuerdo, y allí uno de nuestros jóvenes les ofreció comida, el "regalo" del Papa. Tres jóvenes sin trabajo fijo se han acercado y han dicho si pueden tomar un poco de comida. Un pequeño episodio... Nos habla de una resurrección que llega directa, buena y profundamente a los corazones.

¿Cómo poder seguir cargando con las cruces, con las heridas que siguen vivas en el pueblo iraquí?

R.- Las heridas no desaparecen con la magia. Se necesitan proyectos, trabajo para curarlos. Hace falta que la gente se siente en la misma mesa y se reconcilie. Hace falta gente de buena voluntad que trabaje desde dentro. Se necesita tiempo. Y que la gente rece por nosotros para que nos levantemos. Ahora se necesitan personas que, como el Santo Padre, den los mismos pasos que él.

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02 abril 2021, 16:33