Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú 

Vivir un cristianismo profundo que sepa discernir desde el amor

Lo pidió el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Carlos Castillo, en su homilía del pasado 14 de marzo, IV Domingo de Cuaresma, en que meditó acerca de las palabras que Jesús dirigió a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna”

Vatican News

Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú,  en su reflexión del IV Domingo de Cuaresma afirmó que “si los sacramentos han sido constituidos en la Iglesia, son para celebrarlos en comunidad y vivirlos intensamente en la vida concreta”. Y recalcó:

“Es terrible cuando una fe se llena de una serie de costumbres, sacrificios, holocaustos y no hacemos la voluntad de Dios. Ahora que tendremos un retorno gradual a los templos, que esto sea un motivo para que sepamos hacer de las celebraciones, actos de fondo y no de forma, y así encontrarnos con el Señor que es luz para nosotros”

Dios ama al mundo a pesar de sus contrariedades

Tal como informa el Arzobispado de Lima en su página web, Monseñor Carlos Castillo inició su homilía meditando las palabras que Jesús le dijo a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna”. Ante esto, el prelado explicó que Dios ama al mundo a pesar de sus contrariedades, maltratos, violencias y guerras.

“La voluntad de Dios es de un amor generoso que transforma a la persona con paciencia”

Además, el Primado del Perú precisó: “no podemos vivir la fe desde el cumplimiento rígido y estricto de normas para agradar a Dios”, puesto que “cuando se vive la fe así, se deforma el sentido de la voluntad de Dios”. Y “la voluntad de Dios es de un amor generoso que transforma a la persona con paciencia”. A lo que acotó:

“Siempre hay la posibilidad de que las personas no comprendan totalmente cuánto se es amado y cuánto se puede amar. En el amor siempre se crece, no es algo que surge de la noche a la mañana, por eso, no se puede establecer en reglas”

El Prelado reiteró que el amor del Señor debe ser la luz que ilumine nuestro camino para discernir y tomar mejores decisiones. De ahí que “no debemos tener un cristianismo pelagiano, es decir, un cristianismo que construye cómo debe ser la religión sin pensar absolutamente en el amor”. Y esto – subrayó – “ocurrió con los pelagianos, una herejía del pasado que construía sistemas, modos, holocaustos y costumbres que, en realidad, adornaban al cristianismo con una serie de cosas accesorias”

“El mundo se salva dando un testimonio de amor, compartiéndolo con los demás y aprendiendo a recoger ese amor como un criterio de discernimiento permanente. Así generamos una forma de vivir que va corrigiéndose en el camino, en la vida misma”

No petrificar el sentido de nuestra fe

Por otra parte, Monseñor Castillo hizo un llamado a no petrificar el sentido de nuestra fe en cosas anecdóticas que nos impiden vivir intensa y correctamente el amor de Dios:

“Juzgar significa discernir, tensar, recordemos que el pecado original fue un pecado de apresuramiento. Comerse el árbol del bien y del mal es comerse el discernimiento, sustituirlo por nuestras costumbres y cosas banales a nuestra fe”

“Que este camino hacia la Semana Santa – concluyó el Primado del Perú – nos ayude a entrar hondamente en este camino de la luz para hacer la voluntad del Señor. Para eso requerimos un cristianismo profundo que sabe discernir, hacer lo adecuado y lo justo en cada momento para expresar el amor de Dios”.

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16 marzo 2021, 15:22