Migrantes cruzan las fronteras arriesgando sus vidas en busca de un futuro mejor. Migrantes cruzan las fronteras arriesgando sus vidas en busca de un futuro mejor.

Obispos de Guatemala piden dignidad y justicia para los migrantes

A través de una nota, los prelados de Guatemala expresan su "preocupación e indignación ante la actitud pasiva e indiferente de los Estados que firmaron la Declaración de Esquipulas en 1986", ya que no están garantizando la creación de condiciones de vida dignas para las personas, tal como se habían comprometido hace 35 años.

Ciudad del Vaticano

Esquipulas, Guatemala, 1986: los presidentes de cinco países centroamericanos (Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Nicaragua) acordaron un plan para la resolución pacífica de los conflictos existentes en la región, así como un programa de cooperación económica. Ese acuerdo pasó a la historia como la "Declaración de Esquipulas" y ahora, 35 años después, los obispos de Guatemala siguen destacando su importancia, como un instrumento que "ha marcado el camino en la búsqueda de la paz en Centroamérica".

Justicia y dignidad para los migrantes

Por este motivo, explican los prelados en una nota, la ciudad también fue elegida como sede del encuentro regional de movilidad humana por la justicia y la dignidad de los migrantes, que tuvo lugar en días pasados. Desde 1986, de hecho, "el proceso de reconciliación y respuesta a la situación actual de nuestras naciones, de la que el fenómeno migratorio es una de las manifestaciones más evidentes, no se ha detenido".

 

En el encuentro -continúa explicando la nota- participaron "delegados de la Pastoral de la Movilidad Humana y organizaciones de la sociedad civil de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, con el objetivo de discernir los retos y necesidades que presenta la realidad migratoria en sus diversas manifestaciones".

"Estados deben resolver la violencia social y la impunidad"

Especialmente en el contexto actual "en el que se producen migraciones forzadas, agravadas por la pandemia del Covid-19 y los recientes ciclones Eta e Iota" que en noviembre de 2020, en sólo dos semanas, causaron más de 200 muertos en toda Centroamérica; los obispos expresan su "preocupación e indignación ante la actitud pasiva e indiferente de los Estados de la región en la creación de condiciones de vida dignas para las personas". De hecho, subrayan los obispos de Guatemala, "la violencia social, la corrupción, la impunidad, la desigualdad, la pobreza y el crimen organizado" son situaciones que "los Estados deben resolver" y que en muchos casos son las causas fundamentales de la emigración, obligando "a las personas a abandonar sus países".

Respeto a los Derechos Humanos

Por tanto, ante un escenario definido como "deshumanizador", los prelados condenan "categóricamente la constante violación de los derechos humanos y la persecución de sus defensores; la falta de un enfoque integral y humano de las personas obligadas a emigrar y la violencia, incluso hasta la muerte, ejercida contra ellas". Por ello, piden el "estricto respeto" de las normas nacionales e internacionales de derechos humanos, especialmente de los migrantes. No sólo eso, los obispos también piden "una respuesta regional y global de los Estados para prevenir la migración forzosa y tratar responsablemente los flujos migratorios".

Los países "deben hacer todos los esfuerzos necesarios para garantizar la vida y la integridad de las personas", prosigue la nota, que a continuación invita a "las Iglesias, las religiones, la sociedad civil y las personas de buena voluntad a unir sus esfuerzos para promover la justicia y la dignidad de los migrantes".

Los cuatro verbos del Papa

La Iglesia de Guatemala también recuerda los cuatro verbos indicados con frecuencia por el Papa Francisco para abordar el tema de la migración, a saber, "acoger, proteger, promover e integrar a las personas en todas las situaciones de movilidad" y concluye su nota con una invocación a San José, "migrante y refugiado, guardián y protector de la Iglesia", en cuyo honor está en marcha un Año especial, convocado por el Pontífice, hasta el 8 de diciembre.

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25 marzo 2021, 15:52