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Papa Francisco. Papa Francisco. 

Desde Iraq: Padre Cassar habla de la importancia del viaje del Papa

Reflexión del padre Cassar, responsable del Servicio Jesuita a Refugiados en Iraq, sobre la reciente visita de Francisco: “Espero que podamos emprender iniciativas conjuntas para ayudar a los más necesitados. Espero que el mensaje del Papa, de que todos somos hermanos, impregne los corazones de las personas de buena voluntad”.

El Papa “ha sembrado semillas de esperanza y paz”: el Padre Joseph Cassar SJ, director del Servicio Jesuita a Refugiados en Iraq, comenta la visita del Papa Francisco al atormentado país de Oriente Medio (5-8 de marzo). A continuación, compartimos un resumen de la reflexión del padre Cassar, publicada en la página web de los jesuitas:

Desde Sharya, donde el JRS acompaña a los yazidíes desplazados, El Padre Cassar asegura que esta visita fue “como un kairos, un momento de valor, que va más allá del tiempo cronológico inmediato que vivimos, y que está totalmente en manos de Dios”. “Toda la visita ha tenido una dimensión profética, que por su relevancia va más allá de los confines de la ya muy pequeña comunidad cristiana: creo que el Papa Francisco ha sembrado semillas de esperanza y paz en este país en el que en estas cuatro décadas se ha derramado tanto mal, conflictos, atentados, Isis. Tanta maldad, tanta violencia, tanta gente ha sufrido” continúa.

En 2019 el Papa ya le expresó su deseo de visitar Iraq

El P. Cassar tuvo la oportunidad de reunirse brevemente con el papa Francisco el domingo pasado al margen de la misa en Erbil, en el Kurdistán iraquí, junto con otros tres jesuitas: monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Alepo, el P. Michael Zammit, provincial de Próximo Oriente, y el P. Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y en la comitiva papal de Roma. “Mis dos minutos con el Santo Padre fueron hermosos: estaba muy cansado, casi agotado, pero también muy, muy feliz”. Hace dos años, el P. Cassar se encontró con el Papa en el Vaticano, con motivo de una audiencia concedida a ROACO (Riunione delle Opere di Aiuto alle Chiese Orientali - Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales): “Me había presentado al Papa muy brevemente como jesuita que trabaja en Iraq”, cuenta hoy, “y entonces me llamó y me dijo: ‘Reza por mí porque tengo muchas ganas de ir allí’.

Declarado el 6 de marzo Día Nacional de la Tolerancia y la Convivencia en Iraq

El Padre Cassar destaca varios momentos, como a visita que Francisco hizo al Gran Ayatolá Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani, en Najaf, la ciudad santa del islam chiita, asegurando que fue “un gesto que refleja la visita de San Francisco al Sultán”: “El Papa no fue allí a hacer política o diplomacia. Para la comunidad chiita, mayoritaria aquí, esta visita era muy importante para tratar de curar las numerosas heridas que se han infligido a Iraq por tantos años de recelo mutuo. El significado de este encuentro va en el sentido de lo que dijo el Papa: la paz de Dios es más fuerte que la violencia y la guerra”. Por ello – dice – “el hecho de que el primer ministro Mustafa Al-Kadhimi haya declarado el 6 de marzo Día Nacional de la Tolerancia y la Convivencia en Iraq, en recuerdo de la visita del Papa a Al-Sistani y del posterior encuentro interreligioso en Ur, tiene un enorme significado”.

La acogida al Papa

“Tanto por parte de los cristianos como de los creyentes de otras religiones, fue espléndida, todo funcionó muy bien”, afirma el jesuita. “Había gente que había venido del distrito de Amadiya, en la frontera con Turquía, de Sulaymaniyya, estaba el P. Jens Petzold de la comunidad monástica de Deir Mar Musa en Siria, fundada por Paolo Dall’Oglio SJ, que aún está desparecido, había mucha gente y veía una inmensa alegría en sus rostros. Nuestros colegas yazidíes me dijeron que compartían la alegría de los cristianos, y lo mismo hicieron los colegas musulmanes que compartieron con nosotros la alegría de ver al Santo Padre en Ur, la antigua ciudad de Abraham, o de verlo entrar en Mosul, esta ciudad donde toda la cobardía del Isis hizo una masacre incluso antes de los bombardeos”.

El cristianismo pertenece a Iraq

“No es un cuerpo extraño, los cristianos han estado en estas tierras desde antes de que Iraq se estableciera como un estado moderno. Los cristianos pertenecen a estas tierras”, subraya el P. Cassar, y añade: “Es una gran pena que este país se haya vaciado de la población cristiana. Los que se quedaron lo hicieron por decisión propia o porque no tenían medios, ni contactos para irse. Pienso en todos los que están en el limbo del exilio, en Jordania o Turquía o Líbano: no hay que olvidarlos”.

El Servicio Jesuita a Refugiados en Iraq

Para el P. Cassar, los primeros retos que hay que afrontar son los relacionados con la dramática situación de los refugiados: “hay tanta gente que sigue sufriendo, incluso psicológicamente, por haber sido desplazada, secuestrada, por haber visto a familiares asesinados ante sus ojos, y no sólo durante la presencia del Isis, sino también, por ejemplo, en el atentado contra la catedral de rito sirio que visitó Francisco en Bagdad el primer día de la visita”. El también responsable del Servicio Jesuita a Refugiados subraya además que ellos se dedican a acompañar a los desplazados yazidíes: “Con mi director general de Beirut, Daniel Corru, y el provincial de Próximo Oriente, Michael Zammit, acabamos de discutir con el responsable del programa de salud mental los múltiples desafíos que existen aquí para la población de supervivientes del genocidio yazidí en la zona de Sinjar, en el norte de Iraq, en agosto de 2014. Hay adolescentes, niños, mujeres que sobrevivieron a la esclavitud del Isis, encarcelados, golpeados, abusados, incluso entrenados para luchar. También hay quienes lograron escapar a través del nordeste de Siria y hacia el Kurdistán iraquí, y ahora se encuentran en campos de refugiados, o incluso fuera de ellos, en situaciones todavía precarias. Se trata de una situación que ha durado siete años”. Es por ello que el padre Cassar espera “poder ayudar también a los refugiados de otros lugares”.

“Espero que haya una mayor apertura entre nosotros, espero que podamos emprender iniciativas comunes entre las religiones para responder a las necesidades de los más necesitados en este país, golpeado doblemente en 2020, por la pandemia, con todas las consecuencias económicas, y por el desastre económico provocado por el desplome de los precios del petróleo. Espero que podamos emprender iniciativas conjuntas para ayudar a los más necesitados. Espero que el mensaje del Papa, de que todos somos hermanos, impregne los corazones de las personas de buena voluntad”. 

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10 marzo 2021, 14:53