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Paraguay. Mes de la Juventud: Iglesia anima a los jóvenes a no dejarse robar la esperanza

El obispo Collar en su mensaje invita a los jóvenes a promover el bien común, luchar por la justicia y defender la verdad para construir un Paraguay nuevo.

Alina Tufani - Vatican News

La Iglesia de Paraguay dedica el mes de septiembre a la Juventud, una cita de animación pastoral, de convivencia fraterna y de desafíos personales y sociales que, hoy, con la amenaza de la pandemia de Covid-19, hace que el compromiso con la vida y la solidaridad se conviertan en ejes fundamentales del testimonio cristiano y misionero de los jóvenes.

“No dejarse robar la esperanza, ser signos inconfundibles de la presencia cercana y misericordiosa de Dios y no malograr el don de la vida que han recibido de Dios” es la invitación de monseñor Pedro Collar, Obispo de la diócesis de San Juan Bautista, Misiones y Ñeembucu, en su mensaje por el  Mes de la Juventud 2020. En este contexto de pandemia que vive la humanidad, el prelado alienta a los jóvenes a poner toda su confianza de Jesucristo, “el eterno joven”.

La misiva recuerda a los jóvenes que todos están invitados a discernir y descubrir “lo que Dios les pide y espera” de ellos: “Promover el bien común, luchar por la justicia y defender la verdad son compromisos que todos debemos asumir para construir un Paraguay nuevo”. Y para monseñor Collar, todo esto exige apostar por la vida, especialmente la más frágil y amenazada, evitar el uso egoísta de los bienes y construir la convivencia social en la paz.

Hablando específicamente de la pandemia de Covid-19, el obispo paraguayo exhorta a los jóvenes a dar un valioso testimonio de vida con su presencia amorosa en la familia, su dedicación incansable al estudio, su esfuerzo en el trabajo cotidiano, su compromiso en la vida social. “Ustedes son talentosos, creativos, valientes. Ayúdenos a construir una sociedad sólida, solidaria y atenta a los demás. Sueñen, tengan grandes ideales de ser más y mejor y sirvan de todo corazón”, reitera.

Monseñor Collar explica que la vocación cristiana nace de la “luz interior que Cristo regala” y vivir como discípulos de Cristo, compartir el Evangelio, son un llamado a la santidad, en todas las formas de vida cristiana, y en particular, a la vida consagrada, a la vida sacerdotal y a toda vocación que exige “un poco más de lo ordinario. A ellos, el prelado les pide: “¡Anímense al sí más grande de un compromiso radical!

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03 septiembre 2020, 16:30