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Misioneras claretianas: Celebrar el gran regalo de la creación

También las Misioneras claretianas, junto a toda la familia cristiana, celebra este gran regalo, en el ámbito del Tiempo de la Creación del 1 de septiembre y hasta el próximo 4 de octubre

Vatican News

Toda la familia cristiana está celebrando el gran regalo de la creación desde el 1 de septiembre y hasta el próximo 4 de octubre. Así lo están haciendo también las Misioneras claretianas, quienes se suman a este jubileo del Tiempo de la Creación con iniciativas propias, que incluyen celebraciones y acciones tendentes a hacer más sostenible la vida en nuestra casa común y que, al mismo tiempo, incidan en la sociedad.

Para que vivir en nuestra casa común sea más sostenible

“Ciertamente – dicen – nuestra vocación de cuidar la vida, de concebirla como regalo y proyecto de Dios se relaciona con el compromiso de ir generando equilibrios entre los distintos aspectos de la vida: ecológicos, económicos, sociales, educativos, religiosos y políticos asumiendo la responsabilidad de mantener en salud a la Tierra y proteger a sus criaturas que, como afirma la Sagrada Escritura, son cosas buenas”.

“Jubileo por la Tierra”

Este año el tema del “Tiempo de la Creación” es: “Jubileo por la Tierra”. Y explican que el tiempo de pandemia de COVID-19 ha demostrado a escala mundial “que necesitamos de un Jubileo que nos motive a restaurar el equilibrio de todos los sistemas necesarios para custodiar la vida, y nos motive a comprometernos en nuevos estilos de vida justos y sostenibles a nivel personal, comunitario y pastoral, porque todo está creativamente interconectado”. De ahí su deseo:

“Que el Señor nos regale la certeza de que Él es el Dios de la Creación y nos conceda ser conscientes en cada momento del amor y del cuidado que tiene hacia nosotros desde la eternidad haciéndonos cooperadores suyos en el amor y cuidado de los hermanos”

Nacidas en Cuba

Estas Misioneras Claretianas nacieron en Cuba en 1855. Sus fundadores, María Antonia París (1813-1885) y San Antonio María Claret (1807-1870), sentían gran preocupación por la renovación de la Iglesia. Lo que, para ellos consistía en “poner en pie el Evangelio”: ser más fieles a Cristo viviendo con radicalidad la pobreza y la caridad, y trabajando incansablemente por anunciar la Buena Noticia. Fue así como la visión misionera de ambos, unida al deseo de vivir el Evangelio, convergen en una nueva familia religiosa en la Iglesia.

Viviendo y trabajando en la pobreza y la caridad

Ser mujeres “nuevas en la práctica” como servidoras de la “Palabra”, abiertas a todos sin distinción, para vivir y anunciar con alegría el Evangelio. Viviendo en comunidades misioneras, creando lazos de fraternidad y contribuyendo a la renovación constante de la Iglesia, con capacidad de escrutar la realidad como lugar de encuentro con Dios.

Contemplativas en la acción

Conforman sus vidas “con Cristo pobre y misionero” que las compromete en favor de los pobres y excluidos. Y en misión compartida con otros quieren hacer más fácil el camino, descubriendo y afirmando lo mejor de cada persona y la riqueza de la diversidad. 

“María Inmaculada es nuestra señal, ella es modelo de fe y acogida de la Palabra de Dios. Su vida nos impulsa a luchar por el bien y nos abre al gozo y a la esperanza”

Comunidad al servicio de la misión evangelizadora

Por esta razón desean continuar la inspiración que impulsó a sus Fundadores para crear una comunidad al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia. Su misión hoy, como religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas es vivir y anunciar con gozo la Buena Nueva de Jesús buscando el Reino de Dios y su justicia creativamente en cualquier forma de evangelización y contribuir a la renovación de la Iglesia en fraternidad y pobreza evangélica.

“Acercamos las palabras y gestos de Jesús al corazón de los hombres y mujeres como camino de humanización y esperanza. Nos implicamos en la realidad de la gente, como Jesús que transformaba la vida cotidiana de las mujeres, los niños, los enfermos, los pobres y los extranjeros”

Su forma de vida está arraigada en la experiencia de Dios y en la comunidad. Por esta razón privilegian el anuncio del Evangelio entre los más necesitados, los que han perdido la fe y los que no conocen a Cristo. Y denuncian las situaciones de injusticia, mientras contribuyen en la búsqueda de alternativas desde el diálogo y el discernimiento.

Misioneras en el mundo y para el mundo

Después de más de 160 años de historia, son alrededor de 500 Claretianas, esparcidas en 77 comunidades presentes en 26 países de cuatro Continentes: Argentina, Bolivia (corazón de la misión para la casa común, fundada el 12 de marzo de este año y en plena emergencia COVID-19), Camerún, Colombia, Congo, Corea, Cuba, Estados Unidos, El Salvador, España, Filipinas, Honduras, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Nigeria, Panamá, Perú, Polonia, República Dominicana, Sri Lanka, Timor Leste, Venezuela, Vietnam.

Muchas son las formas de realizar su misión evangelizadora: educación, pastoral parroquial, de la salud, ecuménica, con consagrados, social, ejercicios espirituales y acompañamiento pastoral, misiones ad-gentes, misiones populares, justicia, paz e integridad de la creación. Sus tareas concretas dependen de las necesidades y características de cada lugar y época, pero siempre las llevan a cabo intentando hacer realidad la misión que la Iglesia les ha encomendado: en Familia Claretiana y en Misión Compartida:

“Vivir y Enseñar el Evangelio a toda criatura, trabajando por renovar la Iglesia y hacer siempre fácil a los demás este mismo camino”

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17 septiembre 2020, 13:05