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Iglesia lamenta falta de atención emocional a víctimas de desplazamiento forzado

En la presentación del informe del gobierno colombiano sobre el desplazamiento forzado y sus efectos, monseñor Henao lanza un llamado para el cuidado integral de estas personas que sufren dominadas por la conmoción y el miedo en sus vidas.

Alina Tufani – Vatican News

El director del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana, monseñor Héctor Fabio Henao participó en la presentación virtual del informe “El Reto: ante la tragedia humanitaria del desplazamiento forzado” realizado por la Comisión de Seguimiento a la Política Pública sobre desplazamiento forzado y Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento-CODHES. Un documento contiene varias propuestas para mejorar las políticas destinadas a tutelas y garantizar los derechos de la población en situación de desplazamiento forzado.

Una comisión que, en palabras de monseñor Henao durante su intervención, ha hecho un trabajo de años de investigación, búsqueda y análisis sobre la situación de las personas desplazadas que considera “hito” muy importante. Formada tras la sentencia T-025 de 2004, que con la cual se legitima la actuación de organizaciones sociales en tutela de los derechos de la población desplazada, la Comisión ha realizado una serie de documentos sobre el desarrollo de una política integral frente a la crisis humanitaria generada por este fenómeno social, tocando diversos puntos de vista y de intervención.

En este sentido, el presidente de Caritas Colombia recordó que una de las conclusiones a las que se ha llegado en los distintos informes de la Comisión de Seguimiento, es que con frecuencia, los efectos emocionales que produce el desplazamiento forzado no son atendidos con la debida centralidad y no se les da la atención necesaria.

“La reacción frente a la tragedia es considerada por las autoridades como un hecho al que se le debe dar atención integral, pero más que los efectos físicos del desastre, los efectos emocionales causan un sufrimiento duradero, perjudican el funcionamiento de las personas, familias o comunidades. Esto requiere especial atención, porque la conmoción y el miedo dominan la vida de las personas que han sufrido el desplazamiento”, afirmó monseñor Henao.

Para el también director de la Pastoral social colombiana colocar este fenómeno como algo que requiere justicia y reparación da “un aire de esperanza”, ya que son muchas las personas que actualmente asumen un sentimiento de culpa ante la tragedia. “La justicia aquí – dijo – es un elemento muy central para la recuperación de las comunidades, su identidad y el tejido sociocultural”.

Además de los presidentes de las asociaciones y de la comisión, en el evento participaron dos magistrados y un procurador que trabajan en el área del fenómeno de los desplazamientos forzados causados por una situación de conflicto armado que supera los 60 años de existencia.

Colombia es uno de los países con mayor número de desplazados internos, cerca de 7 millones y medio de personas. Un fenómeno masivo, sistemático, de larga duración y vinculado en gran medida al control de territorios estratégicos, no solo por parte de grupos armados, sino también por grupos de intereses económicos y políticos que presionan el desalojo de la población civil de sus tierras y territorios. ​ Las víctimas son diversas, no pertenecen a una etnia, a una religión, a una clase o a un grupo social específico. Además, son comunes y frecuentes las situaciones de exclusión e intolerancia que padecen los desplazados expulsados generalmente hacia las ciudades. Emergen, en consecuencia, luchas por el reconocimiento del derecho ciudadano a una estabilidad socioeconómica, el reconocimiento social, la inclusión política y reparación moral.

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08 agosto 2020, 16:00