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Chile. Monseñor Chomali: “No hay futuro, si no se sana este ambiente cleptocrático”

Monseñor Fernando Chomali Garib, Arzobispo de Concepción, Chile, invita en su última columna de opinión, a “preparar el futuro” en vez de “prepararnos para el futuro” y para ello es necesario sacar del pozo de la esperanza los dones que nos pueden ayudar a generar un futuro mejor.

Ciudad del Vaticano

“Preparar el futuro”, es el título de la última columna de opinión que Monseñor Fernando Chomali Garib, Arzobispo de Concepción, Chile, escribió para el Diario “El Sur”, y que fue publicada este domingo 2 de agosto de 2020. En el artículo, el Prelado chileno señala que, es más importante “preparar el futuro”, que “prepararnos para el futuro”, porque solo así tendremos el desafío de mirar nuestra vida personal, comunitaria, sanitaria, política, social y económica con otros ojos, con otros oídos, con otra lógica e inteligencia. Y para ello se exige un gran consenso social que responda de manera seria y eficaz al clamor de los pobres, al clamor de la tierra; que sea capaz de generar una economía ecológica y promover nuevos estilos de vida más austeros; junto con impulsar una educación ecológica y una espiritualidad ecológica. Junto a aquello, es fundamental una reflexión que lleve a acciones concretas en favor de un trato justo, respetuoso y concorde a la dignidad y la cultura de los Pueblos originarios.

El mal uso que algunas personas le han dado al poder

Según el Arzobispo de Concepción, para lograr esto es fundamental que quienes ostentan el poder en todas las esferas de la sociedad, se ganen la autoridad inherente a sus responsabilidades. “La crisis más honda que tenemos es una crisis moral que hunde sus raíces en el mal uso que algunas personas le han dado al poder que les confiere sus tareas”. Para el pueblo de Chile – noble y de buena conciencia, precisa Monseñor Chomali – “uno son todos”, y no olvida el financiamiento ilegal de la política, las boletas ideológicamente falsas, la colusión, la evasión tributaria, el amiguismo, el robo del erario público, el cohecho, los abusos, el mal uso de “fondos reservados” y todo aquello que ha llevado al pueblo de Chile a desconfiar, a sentirse timado y profundamente engañado.

Sanación en la raíz de este ambiente cleptocrático

Además, el Arzobispo de Concepción señala que, es necesario una sanación en la raíz de este ambiente cleptocrático, (que no tiene en cuenta a la comunidad sino sólo el interés y el gozo personal e inmediato), y que será difícil pensar el país que quisiéramos dejarle a las futuras generaciones. Así, estaremos condenados a un mero “defendernos”, o a un resignado “se hace lo que se puede”. Lo que sería la negación misma de lo que significa ser un ser humano y su inherente dignidad. “Creo que reconocer el desencuentro entre el pueblo, que a pesar de sus esfuerzos por salir adelante,  ve truncado sus legítimos sueños, por el uso indebido del poder de quien lo ostenta es un tema a analizar”.

Un serio rechazo a las prácticas ilegales

Para Monseñor Chomali, esto implica un serio rechazo a las prácticas ilegales, una renovación de la clase dirigente y un tomarse muy en serio a los organismos intermedios. Si a ello le sumamos terminar con las estrategias de marketing y comunicacionales frente a los problemas políticos que nos aquejan, un decidido anhelo de buscar la verdad para hacer justicia donde no la ha habido, y un alto a la violencia, habrá esperanza.

El pozo de esperanza, de fe y de amor

Finalmente, el Arzobispo de Concepción afirma que, Chile cuenta con un recurso, poco valorado, pero real que supera con creces al capital. Se trata del pozo de esperanza, de fe y de amor al prójimo, presente en la vida de millones de personas sencillas. “A este pozo lo hemos visto durante la pandemia sacar mucha agua y regar muchos jardines de tristeza”. En efecto, frente a las dificultades que tiene el Estado de llegar a todos los rincones del país y la incapacidad del mercado de tocar con su “mano invisible” a los sectores más pobres, apareció con fuerza y esplendor la sociedad organizada en los barrios, las capillas, las juntas de vecinos, los clubes deportivos, las familias y un gran etcétera. Junto a ello, es imprescindible tener presente que la fuerza moral del país está en los que día a día llevan el pan a su mesa, movidos por la fe que les imprime a sus vidas un horizonte de presente arraigado en la dinámica del amor al prójimo y un sentido de futuro dado por la confianza en Dios.

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03 agosto 2020, 14:44