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Formarse en el Colegio Pío Latino para gastar la vida por la gente

El Colegio Pío Latinoamericano cumplirá este año 162 años de existencia. Su identidad está ligada, no a un país determinado, sino a todo un continente, por esta razón, son característicos dos elementos: el ser sitio de encuentro y el permitir formarse con una visión más universal.

Manuel Cubías - Ciudad del vaticano

Un poco de historia

La idea de tener un colegio que ayude a formar al clero diocesano que estudia en Roma nace en 1825 con el jesuita mexicano José Ildefonso Peña. Esta iniciativa no pudo realizarse. Será con el empuje dado por Monseñor José Ignacio Víctor Eyzaguirre, chileno, y el empuje y apoyo dado por el Papa Pío IX que nace el Colegio Pío Latinoamericano el 22 de enero de 1856.

El Colegio se inauguró el 21 de noviembre de 1858, en San Andrea della Valle con 17 alumnos: 10 argentinos, 6 colombianos y 1 peruano. Desde sus inicios, la institución fue confiada a la Compañía de Jesús por el Papa Pío IX. El Pío Latino ha ocupado seis sedes hasta el día de hoy. Actualmente está ubicado en un lugar amplio y funcional en la vía Aurelia Antica 408, de la ciudad de Roma.

La Patria Grande. Un lugar de encuentro

El Papa Francisco, con motivo del 160 aniversario de la fundación del colegio, dirigió un discurso a los miembros de la comunidad y subrayó que la institución “busca ser el lugar de encuentro, en Roma, de nuestra tierra latinoamericana —la Patria Grande como gustaban soñar nuestros próceres—. Y así fue soñado el Colegio y así es querido por sus obispos que priorizan esta casa brindándoles a ustedes, jóvenes sacerdotes, la oportunidad de gestar una mirada, una reflexión y una experiencia de comunión expresamente ‘latinoamericanizada’”.

Francisco advirtió sobre el peligro de que la Iglesia Latinoamericana caiga en las dinámicas que viven muchas sociedades: el desarraigo y la fragmentación, por eso afirma: “La Iglesia no es ajena a la situación y está expuesta a esta tentación; sometida al mismo ambiente corre el riesgo de desorientarse al quedar presa de una u otra polarización o desarraigada si se olvida su vocación a ser tierra de encuentro”.

Fortalecer la gran familia latinoamericana

Una comunidad de jesuitas acompaña a las sacerdotes que vienen a Roma a continuar con su formación permanente y a especializarse en las diversas universidades romanas. El P. Gilberto Freire S.J., rector del colegio, indica los énfasis en la formación: “el crecimiento humano, espiritual, intelectual y pastoral, son acompañados por cada uno de nosotros y tratamos de que ellos tengan la experiencia de formarse en un horizonte amplio de colaboración eclesial”.

El p. Freire subrayó finalidad de la labor del Colegio: “El ideal es que, cada vez más, ellos representen una fuerza viva apostólica en América Latina, fortificando los lazos creados aquí, alimentados con toda la experiencia romana, y que les permita ejercer su apostolado corporativamente en América Latina, fortificando una gran familia de toda América para ser más eficaces en extender el Reino de Dios en las actuales circunstancias”.

Entrevista a p. Gilberto Freire S.J. rector del colegio.

Desafíos que aguardan a los sacerdotes en sus países

América Latina es un continente que está cambiando continuamente. Las migraciones empujadas por la violencia, la inestabilidad política, la pobreza y la desigualdad creciente, son algunos de los escenarios con los que los sacerdotes se encontrarán al regresar a sus países. En la vida eclesial está la realidad de los abusos, así como la preocupación por la naturaleza, los pueblos originarios y la promoción de una Iglesia samaritana que acompañe a los más vulnerables.

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05 marzo 2020, 15:13