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Cardenal Gualtiero Bassetti Cardenal Gualtiero Bassetti 

Bassetti: en la recepción de inmigrantes, no crear parqueos o guetos

Discurso del Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Gualtiero Bassetti, en el encuentro de Roma titulado: "Promover e integrar".

Giada Aquilino - Ciudad del Vaticano

Un sistema de acogida "integrado y generalizado" para los inmigrantes en Italia que "se adapte a los retos que se nos presentan: no debe haber aparcamientos ni guetos". Así habló el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), hoy en Roma, en el Salón Koch del Palacio Madama, en el encuentro "Promover e integrar", con la ministra del Interior, Luciana Lamorgese.

Acoger, proteger, promover, integrar

Partiendo de los cuatro verbos indicados por el Papa Francisco en su Mensaje para el Día Mundial del Migrante y del Refugiado de 2018, el cardenal Bassetti explicó cómo "acoger, proteger, promover, integrar" constituyen un "programa social completo" para las comunidades "humanas y acogedoras", en las que las diferencias constituyen un "enriquecimiento mutuo" y las dificultades un "desafío para triunfar juntos". El Pontífice, añadió el presidente del CEI, también dejó claro que los cuatro verbos no son "sólo" importantes para los migrantes y refugiados, sino que constituyen "una actitud y una capacidad que deberíamos tener para cualquiera" que esté en dificultades "independientemente de donde haya nacido".

Toda vida es sagrada

En ocasiones, señaló el cardenal en el evento organizado por la Agencia Nacional de Microcrédito, "parece que, en este país, sobre todo en los últimos años, nos hemos quedado un poco estáticos". Hay que reiterar que "toda vida es sagrada y, si está en peligro, debe salvarse siempre". "Es justo - continuó - lograr un reparto de responsabilidades entre todos los países europeos, para que las tareas no recaigan sólo en los países de primera llegada: este objetivo debe ser perseguido en la política, y - subrayó - nunca puede conducir a la negativa de rescate y de primera acogida de los que están en peligro".

Falso dilema

A esto hay que añadir "la posibilidad de reconstruir una nueva vida en el país de asilo". El "contraste" 'puertos cerrados - puertos abiertos' es para el cardenal Bassetti un "falso dilema": se trata más bien de entender, explicó, lo que les sucede a estas personas una vez que llegan a Italia. El objetivo es "construir un país capaz de reconocer y valorar las diferencias, afirmando la igualdad de derechos y la igualdad de dignidad": antes de ser legal o económica, la cuestión migratoria es una cuestión de "verdad, respeto y dignidad". Por eso, remarcó, es necesario "ayudar a todo el mundo a entender por qué tantas personas se ven obligadas a huir en condiciones tan trágicas" y qué ocurre cuando llegan a Europa.

Mala recepción

El número de migrantes, señaló, en los últimos años "ya no crece": el "verdadero problema" es la "mala acogida", que "proporciona un techo y comida, pero sólo eso, sin favorecer el encuentro con el territorio y sin proporcionar al menos alguna forma de integración". La idea del cardenal es, por ejemplo, la de cursos de idiomas o profesionales, para evitar que los migrantes sean de hecho "empujados hacia la marginalidad y la irregularidad, que alimentan el miedo y la hostilidad de muchos ciudadanos italianos".

El peligro de la explotación

Hoy, dijo, se estima que entre 600.000 y 700.000 personas están presentes en nuestro país sin permiso de residencia o con un permiso de residencia que, sin embargo, ya no pueden renovar, aunque hayan encontrado, entretanto, un trabajo: se trata de personas que no saben "dónde ir y qué hacer, convirtiéndose así en presa fácil de la explotación y la delincuencia". Lamentablemente", continuó, "las últimas intervenciones legislativas "no parecen suficientes" para reducir esta cifra.

Caminos fáciles hacia la ciudadanía

La Iglesia espera una solución "más adecuada y justa", basada en las convenciones internacionales, el respeto de los derechos humanos y las "claras indicaciones" del Presidente de la República, Sergio Mattarella, junto con "un acceso más fácil a la ciudadanía, especialmente para los menores nacidos en Italia de padres extranjeros, que asisten a nuestras escuelas y viven en nuestras ciudades, ya italianos de hecho, pero aún sin los mismos derechos y deberes que sus compañeros". Porque el acceso a la ciudadanía, como ha recordado el Papa, puede promover la integración de un país. En esta perspectiva, se convierten en una jornada "signo" en la que el Estado y la Iglesia "juntos" -en un camino de "intercambio y comparación"- tratan de subrayar la "riqueza cultural y religiosa" de Italia y, al mismo tiempo, "escuchar y subrayar las experiencias positivas que han podido acompañar a los migrantes de manera no asistencial", para que puedan dar su "contribución" al crecimiento de la sociedad en la que viven.

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23 enero 2020, 11:37