Buscar

18685268734_b271b2d593_oAEM.jpg

Padre Carrasco: los pueblos amazónicos sienten carencia de sacerdotes

Según el Padre Roberto Carrasco, padre sinodal y religioso peruano con una larga experiencia de misión en la Amazonía, las comunidades católicas indígenas piden sacramentos, pero los sacerdotes son insuficientes.

Ciudad del Vaticano

"Este Sínodo es una gracia, es un tiempo de kairós para la Iglesia". Así lo dice el P. Roberto Carrasco, misionero peruano de los Oblatos de María Inmaculada, en vísperas de la Asamblea Especial sinodal dedicada a la región panamazónica en la que participará. "Es un tiempo de gran esperanza, porque el pueblo amazónico trae, sobre todo aquí en el corazón de la Iglesia, una propuesta estrechamente ligada a lo que el Papa escribió en la Laudato si', un desafío para una conversión integral de nuestro corazón y de nuestra cabeza".

No podemos permanecer indiferentes

El Padre Carrasco, además de ser padre sinodal, es uno de los religiosos que animan la experiencia "Amazonía Casa Común", promovida por un grupo de congregaciones religiosas, asociaciones y comunidades eclesiales para llevar a Roma, en estas semanas, la visión de los pueblos indígenas. "No podemos dividir el mundo, como si estuviera compuesto de piezas distintas e independientes", explica. "No podemos romper la realidad del planeta, porque esta realidad es la del hombre y el hombre significa en realidad estar en relación. Cuando la encíclica del Papa nos recuerda que el hombre está en relación con Dios, con los demás y con el medio ambiente, nos dice que todos estamos conectados y que todo lo que sucede en la Amazonía, en el norte del Ártico o en la Antártida o en el Congo, nos implica y no puede dejarnos indiferentes". "La realidad de la Amazonía hoy sufre, grita y nos impulsa a hacer algo", explica el Padre Carrasco. "No podemos cerrar los ojos y los oídos y permanecer indiferentes. En mi opinión, este es el enfoque más profundo de este Sínodo".

En misión entre los pueblos originarios: comunidades que se sienten abandonadas

El Padre Roberto vivió durante cuatro años como misionero en su país, en Aucayacu, en el Valle del Alto Huallaga, en la Diócesis de Huanucoin, donde fue director de Radio Amistad. Es una región del Perú donde los Oblatos de María Inmaculada están presentes desde hace casi sesenta años. "Era una realidad en la que la guerrilla de Sendero Luminoso y el terrorismo habían dejado una profunda herida. Nuestra tarea era acompañar el proceso de reconciliación, mostrar el rostro de un Dios perdonador. Luego se trasladó durante siete años al Vicariato de San José del Amazonas en la región de Loreto, donde el obispo le pidió que fuera el coordinador de la pastoral de los indígenas. "Es una realidad de católicos pertenecientes a diferentes etnias, en un territorio de ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados", nos dice. "En ese momento éramos sólo ocho sacerdotes en un territorio tan vasto. En mi parroquia estaba sirviendo con otro Oblato, el Padre Edgar. Tuvimos que tratar con un territorio que se extiende a lo largo del río de norte a sur durante casi cuatrocientos cincuenta kilómetros e incluye ciento veinticuatro pueblos indígenas. Una situación en la que la gente se siente abandonada, extraña a la Iglesia".

El reto de las comunidades desatendidas

El Instrumentum Laboris del Sínodo pide pasar de la perspectiva de una "Iglesia que visita" a la de una "Iglesia que permanece". En este sentido," dice el misionero peruano, "tuve una experiencia ejemplar en una comunidad llamada'Tempestad', donde hay una compañía petrolera. "Fui a ellos varias veces al año y había planeado durante mucho tiempo la celebración del Bautismo y de la Eucaristía. Pero el día que llegué, el jefe de la comunidad me dijo que habían cambiado sus planes y organizaron una asamblea junto con los gerentes de la empresa. Ante mis quejas me dijo que como había esperado tanto tiempo para venir a visitarlos, podía esperar unos días más. Mientras que los temas de la compañía petrolera, que vivía al lado de ellos todos los días, merecían prioridad. "Fue una respuesta que dolió mucho. Y hoy me pregunto: cuando el pueblo de Dios nos pide que celebremos el Bautismo, la Eucaristía, la Penitencia, la Unción de los enfermos y no tenemos suficientes sacerdotes, ¿qué debemos decirles? Este es un desafío que debemos afrontar, porque estas poblaciones se sienten alejadas de la realidad eclesial".

Insuficiente información sobre el Amazonas

El P. Carrasco piensa que hoy en Italia, quizás en Europa, no hay todavía una percepción profunda de los temas de este Sínodo porque la información es insuficiente. "Hay una falta de conciencia de los desafíos pastorales, sociales y ambientales vinculados a la Amazonía. Todo lo que se sabe es que se trata de una región afectada por los incendios y que a menudo se piensa que es sólo una zona brasileña y que pocas personas saben que se trata de nueve países. Es una realidad inmensa que debe ser más conocida.  

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

05 octubre 2019, 16:17