Espíritu Santo… enséñame a escucharte

Por aquel tiempo, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos» (Mt 11, 25)

Manuel Cubías - Ciudad del vaticano

Jesús plantea con claridad la actitud básica de la escucha y que solo está al alcance de los sencillos. De quienes no lo saben todo y que muestran deseos de aprender. Se trata de una sabiduría que nace del plantearse preguntas y buscar respuestas. Una sabiduría que nos ayuda a ver más allá de lo obvio, de lo evidente y que nos conduce, paso a paso hacia la profundidad.

La sabiduría que el Padre muestra a los sencillos consiste fundamentalmente en el hecho de que se sientan amados, no descartados, no despreciados. Por este acto se liberan y desencadenan todas las fuerzas de la bondad que nos invitan a ir hacia el otro, a salir de nosotros mismos, de nuestros temores y angustias.

La sabiduría que el Padre muestra a los sencillos nos invita a levantar la mirada, para así mirar lejos y descubrir nuevos horizontes de realización personal y comunitaria; de dignidad.

Esta sabiduría se funda en el hecho de que no estamos aquí para vivir solos. Estamos aquí para vivir con hombres y mujeres, hermanos y hermanas nuestros, quizá, todos, olvidados por los poderes de este mundo, pero con la capacidad de conjugar nuestras vidas y así mostrar la fuerza del Espíritu que nos hace decir: “Abba, Padre”.

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

08 junio 2019, 10:12