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Inicia la causa de beatificación de Bernardita de la Inmaculada

El día 10 de mayo a las 12 del mediodía, en la Sala de Conciliación del Palacio Lateranense de Roma, se abrirá la fase diocesana para Bernardita de la Inmaculada, perteneciente a las Hermanas Bonaerenses Pobres de San José, muy estimada por el Papa Francisco

Roberta Barbi - Ciudad del Vaticano

No todo el mundo debe ser señalado como modelo de vida y de fe incluso por un Papa, sobre todo si no se es ya un ejemplo de alguna manera "legitimado" por la Iglesia universal con una ceremonia de beatificación o canonización.

Es el caso de Sor María Bernadette de la Inmaculada, una religiosa a quien el Papa Francisco definió: "con un toque profundamente evangélico y una gran devoción". A ella la conoció en los años en que fue misionera en Argentina, y que el Santo Padre puso como ejemplo en su homilía con ocasión de la Misa de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el pasado 2 de febrero, recordando "el carisma de la cercanía a los sacerdotes y a los seminaristas" y subrayando "la sabiduría de la obediencia, de la fidelidad y de no temer a lo nuevo". Mañana se abrirá en el Palacio de Letrán la fase diocesana de su causa de beatificación y canonización, en una sesión presidida por el Cardenal Vicario Angelo De Donatis.

De la provincia a los Estados Unidos

Adele, el nombre secular de la monja, hizo sus votos perpetuos en 1943 y se convirtió en monja profesa de la Poor Bonaerensi de San José, una congregación en la que había comenzado su período postulante a la edad de 17 años. Al año siguiente ya estaba en Argentina, en la Casa Comunidad Josefina de Buenos Aires, donde trabajó en la cocina y se distinguió como ejemplo de humildad, piedad, trabajo duro y abandono a la divina Providencia. Veinte años más tarde desembarcó en Estados Unidos, primero en Richmond, Virginia, en el seminario de San Giovanni Maria Vianney, donde fue apreciada por los consejos que dio a los seminaristas afligidos, indecisos y dudosos en su vocación, animándolos y aconsejándolos en la oración y la devoción eucarística.

Encuentro y amistad con Bergoglio

En 1979, en la casa de retiros Villa Sant'Ignazio de la Compañía de Jesús en San Miguel, la Madre María Bernadette conoció a Jorge Mario Bergoglio, que en ese momento era provincial jesuita. A Bergoglio le impresionó esta monja, sobre todo por su capacidad de ser una "figura materna para las novicias". La amistad entre los dos será sólida y profunda a lo largo de los años, incluso cuando ella, ya anciana, volvió a Italia.

El regreso a Roma 

Fue en 1986 cuando la Madre Bernadette enfermó y regresó a Italia para vivir en la casa de Roma. En una de las últimas visitas de Bergoglio, ella pidió la unción de los enfermos. El cardenal se la dio el 1 de noviembre de 2001. El 12 de diciembre muere, pero no sin antes haber recomendado a su sobrino Fiore que guardara celosamente las fotos que la retrataban con Bergoglio: "Tal vez lo veas como Papa", le susurra antes de irse como siempre había vivido, en un abrazo de amor y serenidad total con el Crucificado. 

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10 mayo 2019, 09:04