Vivir la Pascua de Resurrección según San Romero

Era el 26 de marzo del 1978, cuando Mons. Oscar Romero, se dirigía a sus fieles en el domingo de Pascua de Resurrección

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

"La Santa Madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo la obra salvífica de su divino esposo. Cada semana en el día que llamó del Señor "dominica", domingo, conmemora su resurrección que una vez al año celebra también junto con su santa pasión en la máxima solemnidad de la Pascua. Así dijo en su homilía el Santo refiriéndose al Concilio Vaticano II. Lleva tan en el alma, la Iglesia, este hecho de la resurrección de Cristo que no lo celebra sólo hoy en la fiesta solemne de la Pascua sino que cada ocho días, cuando llama a sus hijos a su altar, celebra la Pascua. Cada domingo es una pascua en pequeño, así como hoy es el gran domingo del año, la Gran Pascua, la resurrección del Señor."

San Romero: La encarnación de Cristo se corona en este momento

Aquel Niño Dios que la Virgen tuvo en sus manos. Aquel niño que acarició y amamantó en sus pechos, aquel a quien se sintieron con derecho de escupir y de golpear los enemigos, era la carne de Dios, dijo en su homilía, Dios estaba allí, Dios estaba encarnado en Cristo. Era necesaria la gloria de la resurrección para que los hombres comprendiéramos que en el Cristo crucificado y humillado, que en el Cristo que por nosotros es Dios hecho hombre que nos comprende, que siente el cansancio, el sudor, la angustia del hombre, está escondida la dignidad de Dios.

Hombres de nuestro tiempo, dijo Mons. Romero, angustiados de tantos problemas, desesperanzados, los que buscan paraísos en esta tierra, no lo busquen aquí, búsquenlo en Cristo resucitado, en Él desahoguemos nuestras penas, nuestras preocupaciones, nuestras angustias y en Él pongamos nuestras esperanzas. El es todo para la humanidad, es la fuente de la felicidad. El ungido con el Espíritu de Dios tiene en su aspecto humano y glorioso la respuesta para todos los hombres.

“No dudemos, hermanos, como San Pablo nos decía el viernes Santo ante el Cristo humillado, hoy, con más razón que anteayer, podemos decir: acerquémonos con confianza al trono de la gracia, al trono de la omnipotencia, al trono de la felicidad y de la alegría. Cristo es fuente que sacia toda clase de sed para todo aquel que se acerque con fe”.

Mons. Romero: “Cristo encomendó a su Iglesia anunciar su Resurrección”

“Cada vez, hermanos, que tenga que hablar de la Iglesia, lo hago también con un sentido de reparación porque se le está ofendiendo mucho, porque a la Iglesia se le considera únicamente como un sistema de hombres, porque a la Iglesia se le está acusando de muchas calumnias indignas”, añadió en su homilía de aquel 26 de marzo del 1978, el santo. “Y es a la luz de Cristo resucitado en que la Iglesia presenta el rostro de Cristo paciente, expuesta todavía a que la escupan, a que la latiguen, a que la difamen”.  Pero sabe que por dentro, en su corazón, dijo, lleva la esperanza, la gran misión de nuestro Señor Jesucristo, de la que nos ha dicho hoy la lectura sagrada: "que Cristo encomendó el encargo de anunciar su resurrección a su Iglesia".

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23 abril 2019, 09:38