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Pedro Arrupe S.J. Pedro Arrupe S.J.

San Romero sobre P. Arrupe: “hombre santo y comprensivo del momento"

En su diario, Monseñor Romero escribe que fue a visitar al P. Arrupe un 25 de junio de 1978. Esta es su experiencia: “ Es un hombre muy santo y se ve que el Espíritu de Dios lo ilumina para tener un espíritu tan abierto y tan comprensivo del momento”.

Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano

Pedro Arrupe nace el 14 de noviembre de 1907 en Bilbao, España.  Hijo de una familia acomodada. Comenzó sus estudios de medicina en Madrid, pero no los termina. El 25 de enero de 1927 entra al noviciado de Castilla. Le toca vivir la expulsión de los jesuitas de España en 1932, debiendo continuar sus estudios en Bélgica. Fue ordenado sacerdote un 30 de julio de 1936.

Hiroshima

Quizá uno de los hechos que más marcaron la vida del P. Arrupe sucedió el 6 de agosto de 1945, con  la experiencia vivida en Hiroshima, cuando los Estados Unidos hicieron detonar la bomba atómica, generando la destrucción de la ciudad y miles de civiles muertos. En ese momento, en medio de aquella terrible desolación, oscuridad y gritos de gente pidiendo ayuda. Arrupe va a la capilla y pide luz al Señor.  Decide convertir el noviciado de los jesuitas en un improvisado hospital.

Pedro Arrupe S.J. fue elegido superior General de la Compañía de Jesús un 22 de mayo de 1965. Justo en medio de un tiempo de cambios, muchos de ellos generados a partir del Concilio Vaticano II.

Este detalle que San Óscar Romero advirtió  en el Superior General de los jesuitas, era el rasgo necesario para enfrentar los desafíos que se le avecinaban.

Tiempos de cambio

El teólogo Martin Mayer en su libro, Pedro Arrupe, testigo y profeta, afirma:

“Fue también el primero en introducir en la Iglesia el concepto de inculturación, abriendo con ello, proféticamente, nuevos caminos al encuentro de la fe cristiana con las más diversas culturas. Durante su generalato tuvo lugar una de las crisis más difíciles en las relaciones de la Compañía de Jesús con la Santa Sede. Pero no fue solamente un  problema de la Compañía, pues la raíz más profunda de la crisis estaba en las discusiones postconciliares sobre la correcta interpretación del Vaticano II”.

Mayer resalta otro rasgo importante de la forma en que Arrupe comprendía el momento que el tocó vivir:

Mucho antes del movimiento ecológico, previó que el consumismo desenfrenado destruye los  fundamentos naturales de la vida. Promovió una “sociedad de lo suficiente”, lo que Jon Sobrino, siguiendo a Ignacio Ellacuría y su idea de la “civilización de la pobreza”, formula como “civilización de la austeridad compartida”, desafío que ha adquirido nueva actualidad en el mundo de hoy”.

Durante su generalato, la actividad de Pedro Arrupe fue incansable: viajó por los cinco continentes, promovió la fe y la justicia, impulsó el diálogo con los no creyentes, creó el Servicio Jesuita a Refugiados y trabajó activamente por cambiar las estructuras sociales en busca de una sociedad más justa y solidaria. Se convierte en agente de renovación y del renacer de la vida religiosa, y en una de las figuras más significativas de la Iglesia del siglo XX.

En 1980 el P. Arrupe, después de realizar las consultas pertinentes a los asistentes generales y provinciales, decide presentar a la Congregación General su renuncia como Superior General. Sin embargo, el papa Juan Pablo II le pide que continúe en el cargo y no le permite iniciar el proceso para la presentación de su renuncia y la elección de su sucesor.

Enfermedad

El 7 de agosto de 1981, de vuelta de un viaje a Asia, donde había ido a visitar a los jesuitas de aquella parte del mundo, ya en Roma, de camino del aeropuerto a la ciudad, sufre una trombosis cerebral que le deja incapacitado del lado derecho.

Durante casi 10 años Pedro Arrupe vivió marcado por su enfermedad, condenado a la inmovilidad física,  con graves dificultades para expresarse. Su cuerpo va debilitándose y vive un tiempo de oración y dolor, confortado por las muchas visitas que recibe. El P. Arrupe murió el 5 de febrero de 1991, a la edad de 83 años, en la enfermería de la curia general de los jesuitas en Roma.

“¡Por favor, sed valientes! Os diré una cosa. No la olvidéis. ¡Orad, orad mucho! Estos problemas no se resuelven con esfuerzo humano. Estoy diciéndoos cosas que quiero recalcar, un mensaje, quizás mi canto de cisne para la Compañía”.

La causa de beatificación

La  sesión de apertura de la investigación diocesana para la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios padre Pedro Arrupe Gondra S.J. (1907 - 1991), estará a cargo del  Cardenal De Donatis, vicario de Roma. Esta se realizará en la Basílica de San Giovanni in Laterano el  5 de febrero de 2019.

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05 febrero 2019, 13:51