Mons. Arellano Fernández Mons. Arellano Fernández  

Ecuador. Mons. Arellano: La paz es un fruto que nace del árbol de la justicia

El de la paz: un camino difícil pero necesario para el progreso de los pueblos

Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano

Ha sido grande el sacudón causado en la vida de los ecuatorianos, tras el asesinato del equipo de periodistas en la frontera con Colombia. A los gobiernos de Ecuador y Colombia los obispos de la conferencia episcopal ecuatoriana llamaron “a la creación o consolidación de condiciones de vida más dignas, fraternas y justas”, en particular en la zona fronteriza, en donde pidieron reforzar “los sistemas de seguridad”. Y es que en la frontera con Colombia el contexto de violencia se remonta a decenios años atrás, con la guerrilla del M19, el ELN y las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En todos los casos, a pesar de los acuerdos a los que se llegó con el gobierno, no dejaron de existir algunos grupos de disidentes que se dedicaron “al bandidaje, a robar y secuestrar”.

El narcotráfico, un problema que afecta a todos

Haciendo memoria el Presidente de la Conferencia Episcopal del Ecuador y Obispo del Vicariato Apostólico de Esmeraldas, Monseñor Arellano, recuerda el caso del M19 con el que el gobierno pactó, quedando, sin embargo, un  grupo de disidentes y de paramilitares, por así decir, “desocupados”, debido a  que “en su vida se habían dedicado sólo a matar”. De allí que se dedicaron al “bandidaje, a robar y secuestrar”, hasta que “fueron reducidos por las autoridades”.

“Actualmente Colombia hizo la paz con las Farc, y se repite el mismo fenómeno, - observa-: hay un grupo de disidentes, bastante numeroso, que no acepta la paz y que sigue armado, apoyando sobre todo a los narcotraficantes, a los carteles internacionales”.

“Podría decirle que el problema de la violencia y de la guerrilla es de Colombia, pero el problema del narcotráfico nos afecta mucho a nosotros –precisa- , sobre todo porque se trata de los grandes carteles del mundo, aquellas grandes mafias que tienen un poder económico y militar bastante grande”.

Una situación compleja que ha llevado últimamente a la muerte de cuatro jóvenes marinos, en un ataque mientras patrullaban la frontera, y de los tres periodistas, previo secuestro,  sobre quienes los prelados y la ciudadanía en general nutrían grandes esperanzas de que fueran rescatados con vida. En efecto, fueron numerosas las manifestaciones ciudadanas en pro de la liberación de los periodistas.  “Desgraciadamente – lamenta Mons. Arellano - fueron asesinados”.

El prelado explica asimismo que “la frontera del Ecuador donde suceden estas cosas no es una frontera viva”, sino que es “una frontera muy pobre”:

“Hay pocos caseríos, la educación no está bien, la salud tampoco y los jóvenes no encuentran oportunidades”.  

De ahí que “la tentación de la guerrilla o la tentación de la droga sean muy grandes” advierte el Obispo, y agrega otra preocupación: “ahora que han muerto estas personas, la tentación de nuestro gobierno es el de una fuerte intervención militar”.

Una solución a la cual el Obispo del Vicariato Apostólico de Esmeraldas y Presidente de la Conferencia Episcopal ecuatoriana es contrario, debido a que “la paz no nace del fuego”, “la paz es una fruta que nace del árbol de la justicia”.

«No invertir en armas»

Una afirmación que, según el prelado, parte del ejemplo del vecino país: “Colombia lleva cuarenta años invirtiendo en armas y no ha conseguido sofocar la violencia”. “Es momento de dar oportunidades a los jóvenes con trabajo digno, es el momento de tenderles una mano promoviendo el desarrollo de la zona”.

Un discurso que los obispos ecuatorianos llevan adelante con la mirada puesta en la encíclica Populorum Progressio del Papa Pablo VI, que recita claramente,  “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.

“A los obispos nos ha tocado intervenir”, precisa el Presidente de la CEE sobre el caso de los periodistas, y alude, por otra parte, a la cercanía de la Iglesia al gobierno y a las familias.

“La Iglesia debía mediar por los secuestrados”, - señala- “hacer el canje de los prisioneros”, algo que “no se pudo realizar, porque los mataron antes de tiempo”.

Escuche y descargue el Podcast de la entrevista a Monseñor Arellano

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16 abril 2018, 18:50