Palabra del día

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Fecha25/05/2021

Lectura del Día

Del Libro de Sirácida 35, 1-15

La ofrenda más grata al Señor
es la que ofrece aquel que cumple su ley.
El que guarda los mandamientos
ofrece un sacrificio de acción de gracias,
el que hace favores al prójimo ofrenda el mejor trigo,
el que da limosna ofrece un sacrificio de alabanza.

Apartarse del mal es darle gusto al Señor,
evitar la injusticia es sacrificio de expiación por el pecado;
no te presentes, pues, ante Dios con las manos vacías:
todo esto es mandato del Señor.

La ofrenda del justo enriquece el altar
y su aroma sube hasta el Altísimo.
La ofrenda del justo es agradable a Dios
y su memorial no será olvidado.

Honra al Señor con ánimo alegre
y no seas tacaño al pagarle tus primicias.
Haz tu ofrenda de buena gana
y santifica con gozo tus diezmos.

Dale al Altísimo según la medida en que él te ha dado a ti;
dale tan generosamente como puedas,
porque el Señor sabe recompensar
y te dará siete veces más.

No pienses en sobornar al Señor, porque él no recibirá tus dones,
ni confíes en la ofrenda de cosas mal habidas,
porque el Señor es un juez
que no se deja impresionar por apariencias.

Evangelio del Día

Evangelio según Marcos 10, 28-31

En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte’’.

Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres e hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros”.

Palabras del Santo Padre

Seguir a Jesús, desde el punto de vista humano, no es un buen negocio: es servir. Él vino justamente para servir y no para ser servido. Por eso mismo, si el Señor te da la posibilidad de ser el primero, debes comportarte como el último, es decir, como uno que está siempre disponible al servicio. Y si el Señor te da la posibilidad de tener bienes, debes comportarte con ellos sin afan posesivo, sino con disponibilidad para compartirlos en cualquier necesidad o servicio, o sea, para servir a los demás. Hay tres cosas, tres pasos que nos alejan de Jesús: la riqueza, la vanidad y el orgullo. Por eso las riquezas son tan peligrosas, porque te llevan inmediatamente a la vanidad y te crees importante. Y cuando te crees importante, pierdes la cabeza y te pierdes a ti mismo. (Homilía Santa Marta 26 de mayo de 2015)