Palabra del día

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Fecha13/03/2021

Lectura del Día

El libro de Oseas 6, 1-6

Esto dice el Señor:
“En su aflicción, mi pueblo me buscará
y se dirán unos a otros: ‘Vengan, volvámonos al Señor;
él nos ha desgarrado y él nos curará;
él nos ha herido y él nos vendará.
En dos días nos devolverá la vida,
y al tercero, nos levantará
y viviremos en su presencia.

Esforcémonos por conocer al Señor;
tan cierta como la aurora es su aparición
y su juicio surge como la luz;
bajará sobre nosotros como lluvia temprana,
como lluvia de primavera que empapa la tierra’.

¿Qué voy a hacer contigo, Efraín?
¿Qué voy a hacer contigo, Judá?
Su amor es nube mañanera,
es rocío matinal que se evapora.
Por eso los he azotado por medio de los profetas
y les he dado muerte con mis palabras.
Porque yo quiero misericordia y no sacrificios,
conocimiento de Dios, más que holocaustos”.

Evangelio del Día

Evangelio según Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se 
tenían por justos y despreciaban a los demás:

“Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.

El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.

Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido’’.

Palabras del Santo Padre

Sólo quien es humilde y sabe reconocer su condición de pecador es capaz de dejarse encontrar verdaderamente por el Señor. Esta capacidad de reconocer que somos pecadores nos abre a la maravilla del encuentro con Jesucristo, el verdadero encuentro. Incluso en nuestras parroquias, en nuestras sociedades, incluso entre las personas consagradas: ¿cuántas personas son capaces de proclamar que Jesús es el Señor? ¡Tantos! Pero qué difícil es reconocer sinceramente: 'Soy un pecador, soy una pecadora'. Es más fácil sentirse justos y despreciar a los otros cuando los calificamos como pecadores, ¿no es cierto? Cuando apuntamos el dedo a los defectos de los otros, ¿verdad? 'Este  hizo tal cosa, aquel y aquella se comportaron así o asá...'. Todos somos expertos en esto, ¿no? Por eso, para llegar a un verdadero encuentro con Jesús, es necesaria la doble confesión: 'Tú eres el Hijo de Dios y yo soy un pecador', pero no en teoría: soy pecador concretamente por esto y por aquello, soy pecadora por esto y por aquello otro...". (Santa Marta - 3 de septiembre de 2015)