Palabra del día

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Fecha09/12/2020

Lectura del Día

Del Libro del Profeta Isaías 40, 25-31

“¿Con quién me van a comparar,
que pueda igualarse a mí?”,
dice el Dios de Israel.
Alcen los ojos a lo alto
y díganme quién ha creado todos aquellos astros.
Él es quien cuenta y despliega su ejército de estrellas
y a cada una la llama por su nombre;
tanta es su omnipotencia y tan grande su vigor,
que ninguna de ellas desoye su llamado.

¿Por qué dices tú, Jacob,
y lo repites tú, Israel:
“Mi suerte se le oculta al Señor
y mi causa no le preocupa a mi Dios”?
¿Es que no lo has oído?
Desde siempre el Señor es Dios,
creador aun de los últimos rincones de la tierra.
Él no se cansa ni se fatiga
y su inteligencia es insondable.

Él da vigor al fatigado
y al que no tiene fuerzas, energía.
Hasta los jóvenes se cansan y se rinden,
los más valientes tropiezan y caen;
pero aquellos que ponen su esperanza en el Señor,
renuevan sus fuerzas;
les nacen alas como de águila,
corren y no se cansan, caminan
y no se fatigan.

Evangelio del Día

Evangelio según Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”.  

Palabras del Santo Padre

El «descanso» que Cristo ofrece a los cansados y oprimidos no es un alivio solamente psicológico o una limosna donada, sino la alegría de los pobres de ser evangelizados y constructores de la nueva humanidad. Este es el alivio: la alegría, la alegría que nos da Jesús. Es única, es la alegría que Él mismo tiene. ÁNGELUS 5 de julio de 2020