Palabra del día

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Fecha07/07/2020

Lectura del Día

Del Libro de Oseas

Os 8, 4-7. 11-13

Esto dice el Señor:
“Han nombrado reyes sin contar conmigo,
han escogido príncipes sin saberlo yo.
Con su oro y su plata se han hecho ídolos,
para su perdición.
Tu becerro, Samaria, es repulsivo
y mi ira arde contra él.
¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse
los hijos de Israel?
Un artesano ha hecho ese becerro, que no es Dios,
por eso quedará hecho trizas.

Siembran vientos y cosecharán tempestades;
su trigo no dará espigas, no producirá harina su grano,
y si la produce, los extranjeros se la comerán.

Efraín ha construido multitud de altares,
y sólo le han servido para pecar.
Aunque yo les escribiera todas mis leyes,
las ignorarían como si fueran de un extraño.
Aunque inmolen víctimas en mi honor
y coman su carne, no me dan gusto,
pues tengo presentes sus culpas
y castigaré sus pecados.
Por eso volverán a la esclavitud’’.

Evangelio del Día

Evangelio según san Mateo

Mt 9, 32-38

En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”. Pero los fariseos decían: “Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”.

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.

Palabras del Santo Padre

La compasión te hace ver las cosas de la realidad tal como son; la compasión es como la lente del corazón que nos hace percibir y entender verdaderamente las dimensiones. Y en los Evangelios, vemos que Jesús a menudo es apresado por la compasión. La compasión es también el lenguaje de Dios. Nuestro Dios es un Dios de compasión, y la compasión es - podemos decir - la debilidad de Dios, pero también su fuerza. Es lo mejor que nos puede dar porque fue la compasión lo que le movió a enviarnos al Hijo amado. Es un lenguaje de Dios, la compasión. Pero aquí advertimos que, si la compasión es el lenguaje de Dios, muchas veces el lenguaje humano es la indiferencia. Hacerse cargo sólo hasta aquí y no pensar en ir más allá: indiferencia. Cuántas veces miramos hacia otro lado... Y así cerramos la puerta a la compasión. Sobre esto podemos hacer un examen de conciencia: ¿suelo mirar hacia otra parte o dejo que el Espíritu Santo me lleve por el camino de la compasión? La cual es una fuerza de Dios. Santa Marta 17 de septiembre de 2019