Palabra del día

banner parola.jpg
Fecha12/05/2020

Lectura del Día

Lectura del Libro de los Hechos de los Apostoles
Hch 14, 19-28

En aquellos días, llegaron a Listra, procedentes de Antioquía y de Iconio, unos judíos, que se ganaron a la multitud y apedrearon a Pablo; lo dieron por muerto y lo arrastraron fuera de la ciudad. Cuando lo rodearon los discípulos, Pablo se levantó y regresó a la ciudad. Pero al día siguiente, salió con Bernabé hacia Derbe.

Después de predicar el Evangelio y de hacer muchos discípulos en aquella ciudad, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, y ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad designaban presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al Señor, en quien habían creído.

Atravesaron luego Pisidia y llegaron a Panfilia; predicaron en Perge y llegaron a Atalía. De allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían salido, con la gracia de Dios, para la misión que acababan de cumplir.

Al llegar, reunieron a la comunidad y les contaron lo que había hecho Dios por medio de ellos y cómo les había abierto a los paganos las puertas de la fe. Ahí se quedaron bastante tiempo con los discípulos.

Evangelio del Día

Evangelio sugun San Juan
Jn 14, 27-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.

Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado’’.

Palabras del Santo Padre

El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia, nos anestesia para que no veamos la otra realidad de la vida: la cruz. Por eso Pablo dice que hay que entrar en el reino de los cielos mientras vamos por el camino, mientras vivimos tantas tribulaciones. ¿Pero puede uno tener paz en la tribulación? Por nuestra parte, no; no somos capaces de producir una paz que sea plena de tranquilidad, una paz psicológica ideal, una paz a  nuestra medida, porque las tribulaciones existen: no faltan los dolores, aparecen algunas enfermedades e incluso llegan las muertes. En cambio, la paz que Jesús nos da es un regalo: es un regalo del Espíritu Santo. Y esta paz nos acompaña en medio de las tribulaciones y no nos deja: no es una especie de estoicismo como el que practica el faquir. No, es totalmente otra cosa. (Santa Marta, 16 de mayo de 2017)