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Encuentro del Papa con el clero de Roma Encuentro del Papa con el clero de Roma 

El Papa a los párrocos de Roma: en la realidad de hoy hay mucho de positivo

El tradicional encuentro del Papa con los sacerdotes de su diócesis se desarrolló con preguntas y respuestas de los prelados organizados en grupos por edad

Adriana Masotti - Ciudad del Vaticano

Mirar la realidad sin miedo para descubrir lo bueno que hay: fue la invitación con la que el Papa Francisco concluyó su intervención en el tradicional encuentro de inicio de Cuaresma con los párrocos de Roma, en la Basílica de san Juan de Letrán, este jueves 15 de febrero. El Pontífice respondió a las preguntas de los sacerdotes de su diócesis en relación a las diferentes etapas de la vida sacerdotal.

Cómo vivir plenamente la vocación

Los sacerdotes más jóvenes preguntaron a su Obispo cómo vivir plenamente la vocación en medio de miles circunstancias que no siempre son favorables. A ellos el Papa aconsejó dejar de lado las circunstancias: lo que se necesita es encontrar el modo de ir hacia adelante, para vivir en modo justo los propios compromisos. Francisco les habló de un “estilo” sacerdotal, que debe ser personal, porque, les dijo, “el sacerdocio es un modo de vivir, es una vocación, una imitación de Jesucristo. Pero tu sacerdocio es único”. “Busca tu estilo, no mires tanto las circunstancias que cierran las salidas”, animó a los jóvenes, invitándolos a “hablar cara a cara con el Señor”, y a discernir teniendo en cuenta los pecados y los límites que vienen de las circunstancias, pero también los culturales y personales. “El perdón está allí, pero tú debes dialogar con la tendencia que te ha llevado a un pecado de soberbia, de vanidad, de celos, de habladurías”. “El confronto es importante”, agregó Francisco, y por ese motivo “es bueno buscar un hombre sabio que guíe, dialogue y ayude en el discernimiento”. También son buenos “los pequeños grupos de sacerdotes que se acompañan”, “la fraternidad sacerdotal”. Algo importante porque “la soledad no hace bien”.

En la edad madura, la crisis como en tantos matrimonios

Seguidamente el Obispo de Roma respondió a los sacerdotes que tienen entre 40 y 50 años, una edad en que tantos ideales apostólicos se redimensionan, el apoyo de la familia de origen se atenúa y la salud comienza a dar algunos problemas. Los párrocos pidieron al Papa alguna indicación en mérito a todo esto y Francisco se les habló de una “segunda llamada del Señor”. “Es un momento de muchas tentaciones – les dijo–, es un momento en el que se necesita una transformación”. “No están más esos primeros sentimientos y sucede como en el matrimonio: no hay más enamoramiento”. “Las cosas se han calmado y van en otro modo. Pero queda una cosa que tenemos que buscar dentro: el gusto de pertenecer”. “Pertenecer a la diócesis, al presbiterio”. En este punto el Papa se detuvo para dar otro consejo: porque es peligroso ir adelante solos en esta edad, “buscar ayuda inmediatamente”. Una edad en que la oración se vuelve una donación al Señor y a los demás, “que debe crecer mientras tú disminuyes, porque es el tiempo de la fecundidad, de la podadura y también de las tentaciones”.

Cómo superar el sentirse inadecuados

En la tercera respuesta el Romano Pontífice se dirigió al grupo de sacerdotes con 35, 40 y más años de ministerio, quienes expresaron a su Obispo que a menudo se sienten inadecuados y cansados, y que no siempre pueden echar mano a la experiencia para corresponder a las nuevas preguntas y exigencias del ministerio. Ellos preguntaron al Papa cómo vivió el pasaje hacia la estación madura de su ministerio sacerdotal. 

El Santo Padre confirmó que una verdadera dificultad, es la de no poder encontrar el lenguaje de hoy, de las nuevas tecnologías, pero refierió además que lo más importante es lo que sí se puede hacer: “esta edad es la edad de la sonrisa –afirmó. Esto se puede hacer”. Es el tiempo de "ofrecer un perdón incondicional en el Sacramento de la Reconciliación", y no sólo: “también se puede tener cercanía y compasión de padre. Los padres ancianos, que conocen la vida, están cerca de las miserias humanas, cerca de los dolores. No hablan demasiado, pero quizás, con su mirada, con una caricia, con una sonrisa, con una palabra, hacen tanto bien. Se puede escuchar mucho, tanta gente que necesita hablar sobre su vida. Escuchar en el tiempo de hacer el ministerio de la escucha”. 

También aludió a un aspecto importante, el de la relación de los sacerdotes ancianos con los jóvenes: “los jóvenes necesitan raíces – les dijo- hoy que este mundo tan virtual, arranca sus raíces o no los hace crecer”. “Los sacerdotes ancianos pueden ayudar a los jóvenes a encontrar las raíces”.

En la realidad de hoy hay mucho de positivo

Concluyendo, el Santo Padre habló de la necesidad de mirar la realidad así como es “porque –afirmó - la realidad esconde siempre algo de sublime”. “No tener miedo de la realidad”. “Sí, hay conductas, también conductas morales, que no son como las que estamos acostumbrados a ver”, observó. “Hay desafíos, pero también hay muchas cosas buenas”. “Es verdad: el mundo es pecador en sí mismo y mundaniza muchas cosas; pero tal vez, el centro viene del Espíritu, y se puede tomar esto”. “Discernir bien los signos del tiempo”.

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16 febrero 2018, 08:00