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El Papa: “Las armas de destrucción masiva, generan sólo una engañosa sensación de seguridad”

Discurso del Papa Francisco a los participantes en el Simposio Internacional, “Perspectivas para un mundo libre de las armas nucleares y para el desarme integral”, promovido por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

de Renato Martinez

Discurso del Papa

“Las armas de destrucción masiva, en particular las atómicas, no generan nada más que una engañosa sensación de seguridad y no pueden constituir  la base de la convivencia pacífica entre los miembros de la familia humana, que debe inspirarse en  una ética de la solidaridad”, lo dijo el Papa Francisco en su discurso a los participantes en el Simposio Internacional, “Perspectivas para un mundo libre de las armas nucleares y para el desarme integral”, promovido por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que inició esta mañana en el Vaticano, en el Aula Nueva del Sínodo y concluirá este, sábado 11 de noviembre.

En el  Simposio participan 11 Premios Nobel de la Paz, altos cargos de ONU y la NATO, diplomáticos, representantes de los Estados, entre ellos Rusia, Estados Unidos, Corea del Sur, Irán, además de grandes expertos en el campo de los armamentos y representantes de las fundaciones, organizaciones y de la sociedad civil comprometidas activamente en ese  tema. Además están presentes, miembros  de las  Conferencias Episcopales y de las Iglesias, en ámbito ecuménico y de otras religiones, así como delegaciones de profesores y estudiantes de las universidades de Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea.

En su discurso, el Santo Padre expresó su gratitud a todos los participantes en este Simposio por su trabajo al servicio del bien común. “Han venido a este Simposio para abordar cuestiones cruciales – señaló el Pontífice – tanto en sí mismas como a la luz de la complejidad de los desafíos políticos del escenario internacional actual, caracterizado por un clima inestable de conflictividad. Un obscuro pesimismo podría  llevarnos a creer que las perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y para un desarme completo, como dice el título de vuestro encuentro, parezcan cada vez más remotas”.

Por ello, precisó el Papa, no podemos por menos que sentir una aguda inquietud si consideramos las catastróficas consecuencias humanitarias y ambientales derivadas de cualquier empleo de las armas nucleares. “Por lo tanto, considerando incluso  el riesgo de una detonación accidental de esas armas, debido a  un error de cualquier tipo – afirmó el Santo Padre – tenemos que  condenar enérgicamente la amenaza de su uso, así como su posesión,  precisamente porque su existencia es funcional en una lógica del miedo que no concierne solamente a las partes involucradas en el conflicto, sino a todo el género humano”.

Las  armas de destrucción masiva, puntualizó el Papa Francisco, en particular las atómicas, no generan nada más que una engañosa sensación de seguridad y no pueden constituir  la base de la convivencia pacífica entre los miembros de la familia humana, que debe inspirarse en  una ética de la solidaridad. Además, agregó el Papa, los armamentos que tienen como efecto la destrucción del género humano son incluso ilógicos a nivel militar. “Un realismo saludable no deja de encender  en nuestro mundo desordenado las luces de la esperanza. Recientemente, por ejemplo, a través de un voto histórico de la ONU, la mayoría de los miembros de la Comunidad Internacional han dictaminado  que las armas nucleares no solo son inmorales, sino que también deben considerarse como un instrumento ilegítimo de guerra”.

Precisamente en  este 2017 se celebra el 50° Aniversario de la Encíclica Populorum Progressio de Pablo VI. La Encíclica, señaló el Obispo de Roma, explicando la visión cristiana de la persona, resalta  la noción de desarrollo humano integral y la propone como nuevo nombre de la paz. “En este documento memorable y actualísimo – precisa – el Papa brindaba  la fórmula sintética y feliz de que el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre”.

Es  necesario, pues, señala el Papa, en primer lugar rechazar la cultura del descarte  y ocuparse de las personas y de los pueblos que sufren las desigualdades más dolorosas, a través de una labor  que dé  prioridad, con paciencia, a los procesos solidarios en vez de al egoísmo de los intereses contingentes. “Así es como un progreso eficaz e inclusivo puede hacer posible la utopía de un mundo libre de terribles instrumentos mortales – subrayó el Pontífice – a pesar de las críticas de aquellos que consideran que los procesos de desmantelamiento de los arsenales son idealistas”.

Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco recordó que la Iglesia no se cansa de ofrecer al mundo la sabiduría y las obras que la misma  inspira, consciente de que el desarrollo integral es el camino del bien que la familia humana está llamada a seguir.

 

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10 noviembre 2017, 12:16