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Bomberos y voluntarios combaten los incendios en Rurrunabaque, Departamento de Beni Bomberos y voluntarios combaten los incendios en Rurrunabaque, Departamento de Beni  (AFP or licensors)

Los pulmones de Bolivia se están consumando

Las lluvias han apagado las llamas que han incendiado por casi dos meses la Amazonia boliviana. Casi el 30% de las tierras que se han quemado son bosques donde vivían millones de especies animales y vegetales. Ahora el país marca récords de calor y deforestación en una región que es entre las más afectadas por el cambio climático

Luana Foti – Ciudad del Vaticano

“El ciclo de combate contra los incendios en nuestro país ha finalizado. No hay un solo incendio registrado en todo el territorio nacional”: con esas palabras Juan Carlos Calvimontes, viceministro boliviano de Defensa Civil ha anunciado el fin de los incendios que han tenido en jaque la Amazonia por casi dos meses.  Las llamas se han apagado gracias sobre todo a las lluvias de los últimos días, pero lo que han dejado detrás de su paso es impresionante: miles de hectáreas quemadas equivalentes a la superficie de Uruguay entero o a la que ocupan juntos Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda y Suiza. Y otros cientos de millones de animales, tanto mamíferos como reptiles, anfibios y aves, muertos calcinados. Los más de 160 incendios se han concentrado en los departamentos de Beni, uno de los más grandes de Bolivia, Santa Cruz y La Paz.

Desastre ecológico

Desde enero se quemaron 3.4 millones de hectáreas de cobertura arbórea en Bolivia, el 67% de los cuales corresponden a zonas matorrales y pastizales y el 33% a zonas boscosas. Según el monitoreo del observatorio europeo Copernicus en octubre el país superó a Brasil por número de incendios registrados. Su tasa de deforestación por persona es cuatro veces más alta que la de Brasil. Teniendo en cuenta que Brasil hasta la fecha es el lugar del mundo donde anualmente se pierde más superficie de bosque primario, esto es un dato alarmante.

Este año el estado boliviano rompió 6 veces récord de altas temperaturas, alcanzando picos de 45˚.  Por las olas de calor extremas, 13 personas con enfermedades crónicas perdieron la vida el mes pasado. Ese calor en el oriente, los vientos y la sequía sin precedentes que está afectando la Amazonia contribuyeron a propagar el fuego. Los incendios salidos de control penetraron cinco reservas naturales y dejaron densos mantos de humo en varias ciudades, incluido la capital durante días. La contaminación del aire ha provocado el aumento de las infecciones respiratorias, demoras en los vuelos y hasta la suspensión de las clases en los lugares más afectados como el cielo de Santa Cruz de la Sierra.

Incendiar el suelo por intereses económicos

Los incendios forestales en naciones tropicales como Bolivia son provocados por la mano humana. Detrás se mueve un negocio especulativo sobre la tierra finalizado a expandir la frontera agrícola. La ganadería, la agricultura, la venta del suelo, la construcción, el cultivo de la coca o la siembra de la soja, que ha provocado casi un millón de hectáreas de deforestación desde principios de siglo, son los principales objetivos de los fuegos que luego se descontrolan tocando los bosques. Pero, dentro ciertas medidas, esta es una práctica consentida por la ley.

Leyes incendiarias

Con la finalidad de reducir las importaciones y aumentar la producción ganadera y de biocombustibles, en 2015 el gobierno de Evo Morales aprobó un paquete de 8 leyes y un par de decretos llamados Leyes Incendiarias. Estas leyes, que siguen vigentes, autorizan la quema de un área de hasta 20 hectáreas por cada unidad familiar; establecen multas de 0.20 dólares por hectáreas para quien quema sin autorización y levantan las restricciones para quemas en áreas forestales en los departamentos de Santa Cruz y Beni.

Por tercer año consecutivo Bolivia ocupa el tercer lugar por la pérdida de bosque primario, superando a Indonesia a pesar de tener menos de la mitad de la cantidad de bosque primario
Por tercer año consecutivo Bolivia ocupa el tercer lugar por la pérdida de bosque primario, superando a Indonesia a pesar de tener menos de la mitad de la cantidad de bosque primario

Mirada puesta en la COP28

En 2021 los líderes mundiales asumieron el compromiso de actuar para detener y revertir la pérdida de bosques antes de finales de la década. Pero, entre los 145 países signatarios de la Declaración de Glasgow, Bolivia no figura. Ahora, todas las miradas están puestas en la COP28 que se realizará la semana que viene. De la Conferencia que reunirá los gobernantes de todo el mundo y que por primera vez contará también con la presencia del Papa Francisco, se esperan compromisos de acciones más concretas y efectivas para la lucha al cambio climático que tanto está afectando la parte central y meridional del continente americano.

La vulnerabilidad de América Latina y el Caribe al cambio climático

Pese a que aportan sólo el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, Latinoamérica y el Caribe sufren los peores efectos del calentamiento global. Sequías, tormentas eléctricas, granizadas violentas, inundaciones repentinas, olas de calor y olas de frío, huracanes devastadores como el que doblegó la ciudad mexicana de Acapulco el pasado 25 de octubre, son cada vez más frecuentes y severos y según los expertos se volverán normalidad en la región.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en 2022 los glaciares de las Andes centrales perdieron casi la totalidad de su manto de nieve; asimismo, en enero, noviembre y diciembre las largas e intensas olas de calor combinadas con la sequía del suelo provocaron en América del sur incendios forestales sin precedentes.

Algunos daños del huracán Otis en Acapulco
Algunos daños del huracán Otis en Acapulco

Entre 1998 y 2020, los fuertes impactos de los eventos meteorológicos provocados por el cambio climático provocaron la muerte de más de 312.000 personas y afectaron a más de 277 millones de acuerdo con los datos de las Naciones Unidas.

Seis de los países con más biodiversidad del mundo están ubicados en esa parte del continente americano.  Ellos acogen el 70% de las especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, plantas e insectos y el 25% de la superficie forestal mundial y el 50% de la vida vegetal presente en el planeta se puede ver sólo en el Caribe.

Los ecosistemas naturales son la principal fuente de contraste al calentamiento global porque moderan los eventos climáticos extremos regulando el clima y absorbiendo las emisiones de carbono. Por eso, gracias a la abundancia de sus recursos naturales y la riqueza de biodiversidad en sus ecosistemas, América Latina y el Caribe es un lugar esencial en la lucha global al cambio climático y por eso necesita protección.

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28 noviembre 2023, 11:21