Buscar

Escuela Santa Giovanna Antida en Beirut Escuela Santa Giovanna Antida en Beirut 

Líbano, las escuelas católicas barómetro del sufrimiento del país

La grave crisis económica y social que atraviesa el país desde hace cinco años pesa sobre la red de enseñanza católica. Varias escuelas han tenido que cerrar sus puertas y la guerra en el sur ha acentuado la preocupación por el futuro del modelo educativo en una región que es un crisol interreligioso único en Oriente Medio.

Olivier Bonnel - corresponsal en Beyrouth y Sahel Alma (Líbano)

¿Hasta dónde se hundirá el Líbano? Esta es la pregunta que se hacen muchos habitantes del país de los cedros mientras los nubarrones se ciernen sobre su vida cotidiana. Desde las rabiosas protestas contra la corrupción de octubre de 2019, la crisis económica, simbolizada por el hundimiento gradual de la libra, no ha dejado de agravarse. Los salarios han caído en picada y las instituciones libanesas siguen paralizadas por las divisiones políticas.

Uno de los termómetros de esta crisis son las escuelas, en particular las instituciones católicas. Con 325 centros, las escuelas católicas del país siguen siendo un eslabón esencial al servicio de todas las comunidades libanesas, ya que imparten educación a cerca de 200.000 niños. "Continuamos nuestra misión a pesar de la gravedad de la crisis", explica el padre Nasser Youssef, secretario general de la educación católica en Líbano. "Los salarios de los profesores se han visto afectados por la devaluación", prosigue el sacerdote melquita, "lo que hace unos años valía 2.000 dólares ahora vale sólo 20".

Fondos de solidaridad para ayudar a los profesores

Los gastos de funcionamiento de las escuelas también se han convertido en una enorme carga para la red católica, especialmente el coste de la electricidad. "Hemos tenido que 'dolarizar' parte de nuestra economía para mantener a nuestros equipos de profesores", prosigue el padre Nasser. En muchas escuelas, los directores han creado fondos de solidaridad, con el consentimiento de los padres, para ayudar a los profesores a mantener un salario decente. En la actualidad, alrededor del 20% de los padres tienen medios para financiar este fondo.

El resto de la financiación corre a cargo de ONG como L'Œuvre d'Orient, Ayuda a la Iglesia Necesitada y la Fundación Raoul Follereau. "Esta ayuda social a nuestros profesores es esencial para mantenerlos en nuestro sistema, de lo contrario corremos el riesgo de perderlos", explica el padre Youssef. Según el director de la fundación, al menos el 20% de los profesores del sistema educativo católico han abandonado sus puestos debido a la crisis. A pesar de estas ayudas, los profesores no reciben ni la mitad del salario que tenían antes de la crisis.

La ausencia del Estado

Hoy en día, "el riesgo es lo suficientemente alto como para poner en peligro la educación católica en el Líbano", afirma preocupado el padre Youssef. "El Estado nos está desatendiendo -continúa- y nosotros seguimos luchando por la supervivencia de nuestro sector educativo y nuestra misión católica". La educación sigue siendo una misión cardinal de la Iglesia en el Líbano, pero hoy es más frágil que nunca. La crisis de los últimos años, agravada ahora por la guerra en el sur del Líbano, ha obligado a algunas escuelas católicas libanesas a cerrar sus puertas, lo que ha supuesto una verdadera angustia para los educadores. Maria Antoinette Saadé, superiora de la congregación de Hermanas Maronitas de la Sagrada Familia, subraya: "Para nosotras es una crucifixión: hemos tenido que abandonar los pueblos y confiar nuestras escuelas a sociedades laicas o cederlas a otras congregaciones".

Para la monja que dirige la escuela Notre-Dame de Sahel Alma, al norte de Beirut, "el discernimiento es muy difícil, varias escuelas están amenazadas de cierre e intentamos retrasar el cierre". Según la Hermana Marie-Antoinette, es muy difícil hacer comprender a las familias que una escuela puede abandonar un pueblo.

Preocupación por el "modelo libanés"

¿Qué impacto tiene esta crisis multifacética en los jóvenes libaneses que asisten a estas escuelas católicas? La respuesta es difícil, admite la hermana Saadé, porque "el pudor es un factor que no ayuda. Nuestros jóvenes no se atreven a mostrar ni a hablar de lo que viven en casa". Pero el empobrecimiento de las familias se deja sentir. En algunas regiones, algunos niños ya no llevan la merienda a la escuela por falta de fondos. Las hermanas de la Sagrada Familia intentan trabajar con delicadeza con los alumnos para que no sientan demasiado el peso de la crisis. Y, discretamente, envían paquetes de alimentos a las familias más vulnerables.

La esperanza sigue siendo fuerte pero el país está en peligro

"La Sagrada Familia de Nazaret es una vida oculta y sencilla, no gritamos nuestros problemas a los cuatro vientos", sonríe la Hermana Marie Antoinette, que la describe como "una gran cadena discreta de ayuda mutua y solidaridad". Más que su vida cotidiana, "hoy parece que está en juego el futuro de todos estos jóvenes libaneses. Estoy muy preocupada - admite la monja- e incluso si conseguimos vivir nuestra fe y nuestra esperanza se mantiene firme, nuestro país corre un gran peligro". La monja maronita describe a una población libanesa fracturada y dañada por la polarización política e ideológica.

"Si el sector de la educación religiosa privada cae, el 'Mensaje libanés' también podría caer", lamenta Maria Antoinette, haciéndose eco de las palabras de Juan Pablo II en su Carta Apostólica del 7 de septiembre de 1989, cuando Wojtyła alabó el mensaje único de pluralismo y libertad que el país de los Cedros representa tanto para Oriente como para Occidente.

Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí

21 abril 2024, 14:55