Colombia. Obispos: esperanza, compromiso y unidad en tiempos de Covid
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
En un mensaje, los obispos colombianos hacen un radiografía, de las pandemias históricas que desde siempre ha sufrido Colombia, que con el Covid-19 se han acentuado: la ya profunda brecha social, la pobreza, el desempleo, la marginación y la falta de oportunidades para las comunidades más vulnerables, las deficiencias estructurales de los servicios de salud y de educación, la corrupción tanto pública como privada, el narcotráfico y el microtráfico, el asesinato de líderes sociales y todos los atentados contra la vida y la dignidad humanas, los actos contra la naturaleza y la infraestructura y, sobre todo, la guerra, la violencia y la muerte en sus diversas formas y expresiones.
Afrontar la pandemia con fe en Dios y esperanza
Los obispos de Colombia para afrontar esta pandemia, piden al Pueblo de Dios que tengan esperanza y fe en Dios. Su “amor compasivo y misericordioso ilumina nuestras oscuridades presentes y nos da la fortaleza espiritual para avanzar en medio de las dificultades”, lo que se está viviendo, “no es una fatalidad irreversible, sino la posibilidad de forjar transformaciones para un mejor futuro”.
En un mensaje los prelados piden además al pueblo que persista la unidad y la solidaridad. Porque la “gravedad del momento no tolera egoísmos y polarizaciones, ni búsquedas mezquinas e intereses individuales. Valoremos los esfuerzos del Presidente de la República, de los gobernantes regionales y locales, de los militares y policías, y de los demás servidores públicos para conducir el país en este momento, y comprometámonos seriamente todos en un proyecto común de nación”.
Éste, escriben, es uno de los mayores desafíos de esta hora. Si la pandemia nos pide un distanciamiento físico, al mismo tiempo nos reclama la mayor cercanía de interés y de ayuda efectiva ante las necesidades que viven los demás. Los obispos colombianos piden a la población, que de paso a la equidad, y a la reconciliación y la paz, porque es tiempo de “revisar y transformar las profundas brechas en la sociedad colombiana, de eliminar las desigualdades, de reparar las injusticias y de poner en marcha iniciativas para que todos puedan acceder a los bienes básicos para una vida digna”.
Avanzar en el diálogo. Dejar atrás cultura de la ilegalidad
Además, escriben que hay que avanzar en el camino del diálogo para lograr que cese la “violencia irracional que se ha ensañado contra el país”, “sigamos clamando por una salida pacífica del conflicto armado” se lee en el mensaje. Es necesario, dicen los prelados, dejar atrás la llamada “cultura de la ilegalidad”, la mentira y el engaño, las prácticas tramposas y delictivas, y particularmente la corrupción que es un “escándalo en este tiempo porque desvía los recursos destinados a los más vulnerables a causas particulares”.
Por último, los obispos piden al Pueblo de Dios que se fortalezca y acompañe a las familias con valores, criterios, itinerarios de formación y una espiritualidad que les permitan crecer en el respeto y amor mutuos, en la capacidad de resolver sus conflictos y de permanecer unidos en el esfuerzo de construir una vida digna. Y que se cuide la casa común.
“Es necesario reconocer que existe un vínculo profundo entre la crisis que vivimos y el abuso irresponsable de los bienes de la creación, como está sucediendo con la deforestación de grandes extensiones de tierra en nuestras selvas o con las actividades extractivistas sin ninguna consideración con el medio ambiente. Nos hemos de reencontrar con nuestras responsabilidades para ser custodios y administradores de los bienes de la creación, por el bien de todos, y para lograr un desarrollo sostenible e integral”, se lee,por último.
Además, agradecen a quienes “están donando ejemplarmente su propia vida para ayudar a los demás en las familias, en los centros hospitalarios, en las instituciones educativas, en el sector agropecuario y en tantos otros ámbitos de la vida económica y social. También le damos gracias por los sacerdotes, religiosos y fieles laicos que siguen dando testimonio de su fe y continúan sirviendo generosamente en la tarea pastoral”. Piden a Dios por “los enfermos, por quienes han fallecido y por sus seres queridos, en el día en que el país, celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina y Patrona de Colombia, le invocan a la Virgen su protección.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí