Irak, el miedo de los cristianos aumenta
Fabio Colagrande – Ciudad del Vaticano
En Irak, en la Llanura de Nínive, los cristianos que regresaron con fatiga a sus ciudades después de la retirada de los terroristas de Isis, ven con gran preocupación la nueva escalada de violencia desencadenada por el asesinato del general iraní Soleimani, caído por el ataque dirigido por las fuerzas estadounidenses. Ya en dificultad debido a la presencia de milicias musulmanas chiítas controlando su territorio, ahora temen un nuevo derramamiento de sangre por posibles represalias. El Padre Benham Benoka, sacerdote siro-católico de la diócesis de Mossul, actualmente en la ciudad de Bertella, en el distrito iraquí de Al-Hamdaniya, habló de ello ante los micrófonos de Radio Vaticano Italia.
R. - Es un acontecimiento que inmediatamente despertó una gran preocupación en todos nosotros: no sólo entre los cristianos, sino entre todos los iraquíes que aman verdaderamente a su país. Tememos que Irak se reduzca a un territorio de guerra, un lugar a disposición para que las más grandes potencias, como Irán y Estados Unidos, luchen entre sí. Pero tememos sobre todo que se derrame la sangre de nuestros hijos: esto nos preocupa mucho. Y como también dijo el Patriarca Sako, todos rezamos para que estas fuerzas dialoguen entre sí y lleguen a soluciones más pacíficas.
P. - El asesinato del general iraní en Bagdad tuvo lugar a principios de 2020, cuando en Irak ya han vivido meses muy difíciles debido a las protestas contra el gobierno que causaron cientos de muertes. ¿Cómo viven las comunidades cristianas de Nínive esta situación de tensión?
R. - Verdaderamente, aquí los cristianos, en la Llanura de Nínive y más precisamente en el distrito de Al-Hamdaniya, que incluye las ciudades cristianas de Qaraqosh, Bartella y Karemlash, son los más débiles entre los débiles de Irak. Nosotros los cristianos estamos sufriendo mucho a causa de la persecución de la cual no vemos el fin. De hecho, desde que regresamos, aunque sea parcialmente a nuestra tierra, después de la derrota del Isis en octubre de 2016, nos hemos dedicado a la reconstrucción de casas e iglesias. Pero hay otras fuerzas, como la llamada "Brigada Trenta" de musulmanes chiítas shabak, que han tomado el control de la ciudad cristiana de Bartella, y cada día tenemos que sufrir sus actos agresivos contra las iglesias y contra nuestros cristianos, especialmente contra las mujeres. Por eso llevamos mucho tiempo pidiendo una solución a nuestra situación, pero el gobierno de Bagdad no hace nada.
P. - Así que ahora, después de esta incursión de EE.UU. en Bagdad, ¿su miedo está creciendo?
R. - Así es: nos sentimos cada vez más inseguros, sobre todo ahora que estamos hablando de la retirada de las fuerzas militares. De hecho, el Parlamento iraquí acaba de decidir pedir al gobierno que ponga fin a la presencia de las fuerzas de la coalición internacional. Y aquí en Bartella, como ciudad cristiana, tenemos solamente 24 soldados del llamado NPU, las Unidades de Protección de la Llanura de Nínive, es decir, las fuerzas de movilización popular cristiana, y estos 24 soldados nunca podrán defendernos. Entonces, ¿cómo podemos hacer? ¿A dónde deberíamos ir? ¿Nos veremos forzados a desplazarnos de nuevo hacia el norte? Pedimos que se tenga en cuenta también la situación de nosotros los cristianos aquí en la Llanura de Nínive: no tenemos ni armas ni nada.
P. - ¿Qué piden ustedes como cristianos en esta situación?
R. - Desde el comienzo de las manifestaciones contra el gobierno, una revolución muy pacífica de jóvenes iraquíes en el centro y sur del país, rezamos todos los días. En el Rosario pero también en la Santa Misa pedimos que todos se pongan de acuerdo - los políticos y todos los demás - para resolver los problemas que sufre nuestro pueblo iraquí, en lugar de perseguir los intereses de otras agendas extranjeras.
P. - Seguramente, una guerra combatida en Irak no ayuda a satisfacer las demandas de libertad y ciudadanía de los iraquíes, inclusive de la comunidad cristiana...
R. - Realmente rezamos para que la solución militar no sea la única solución, sino que haya una solución diplomática para proteger la sangre iraquí.
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