Mons. Braida sobre los mártires de La Rioja: su legado espiritual llega hasta hoy

Ciudad del Vaticano

En preperación al gran evento que se vivirá en La Rioja, provincia de Argentina, el sábado 27 de abril con motivo de la beatificación de cuatro mártires: el obispo Enrique Angelelli, el laico Wenceslao Pedernera, el franciscano Carlos de Dios Murias y el sacerdote Gabriel Longueville; nuestra colega María Cecilia Mutual entrevista a Monseñor Dante Gustavo Braida, obispo de la Diócesis riojana quien explica cómo van los preparativos para ese gran día.

"Son varios meses de trabajo que se están condensando en esta semana previa a la beatificación. Se han organizado cuatro tiendas en la plaza en frente de la catedral, donde se están llevando a cabo diversas actividades como presentación de libros sobre los mártires, exposiciones, espacios para el diálogo en el que participan muchas de las personas que los conocieron en vida, e incluso un espacio multimedia donde a través de videos y fotografías se puede conocer la historia de los futuros beatos", explica Mons. Braida subrayando que también hay vigilias de oración para que el pueblo pueda prepararse para celebrar esta fecha tan esperada.

La Misa de Beatificación tendrá lugar a las 10 de la mañana, hora local, en el Parque de la Ciudad, y será oficiada por el Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, enviado especial del Santo Padre Francisco para este evento.

En cuanto al elemento común que unía a los cuatro mártires, sobre todo teniendo en cuenta aquel duro período de la historia de Argentina, el obispo de La Rioja destaca la fe, el amor al Evangelio, el compromiso social y el trabajo por los pobres.

Monseñor Braida, señala además, que después de su asesinato el mensaje que estos mártires han transmitido, no sólo a los conciudadanos argentinos sino al mundo entero, "es el legado de una experiencia espiritual profunda, de fidelidad a la Iglesia y comunión con ella a pesar de no haberse sentido siempre acompañados, y el hecho de vivir la fe de un modo encarnado atendiendo a las realidades concretas que padecía el pueblo, tanto en la vida del trabajador como en la de la familia".