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Obispos europeos y africanos se reúnen en Fátima para hablar sobre la Globalización

El tema central será el impacto de la globalización en los jóvenes, en la migración y en la llamada ecología humana, así como la relación del ser humano con la naturaleza creada

Ciudad del Vaticano

Desde el jueves 12 de abril, hasta el domingo 15, tendrá lugar en Fátima, Portugal, un encuentro entre las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y las de África (SECAM), para reflexionar sobre el impacto de la globalización en ambos continentes, especialmente en los jóvenes, en la migración y en la llamada ecología humana, así como la relación del ser humano con la naturaleza creada.

El objetivo fundamental es promover la colaboración pastoral entre los episcopados católicos de ambos continentes, que desde hace más de una década organizan simposios y seminarios para fortalecer esa comunión; así como compartir reflexiones sobre algunos de los grandes desafíos para la Iglesia.

El encuentro será presidido por los presidentes de ambos organismos, la CCEE y la SECAM, el cardenal italiano Angelo Bagnasco y el arzobispo angoleño Gabriel Mbilingi, respectivamente.

La sesión de apertura se llevó a cabo en el Seminario Dos Olivais, de Lisboa, antes de que los partipantes se desplazaran hasta Fátima, donde se desarrollará el resto de ponencias y trabajos.

La visión del Papa sobre la Globalización

 

A lo largo de todo este encuentro, estará presente la visión del Papa Francisco acerca del tema de la globalización, un fenómeno sobre el cual el Pontífice ha hablado en numerosas ocasiones, recordando siempre "la importancia de que en el centro del sistema esté la persona humana y no el dios dinero".

Y así lo manifestó el Sucesor de Pedro en su discurso durante el encuentro por la Libertad religiosa que mantuvo con la comunidad hispana y otros inmigrantes, en el Independence Mall, de Filadelfia, en su Viaje Apostólico a Estados Unidos el 26 de septiembre de 2015:

«La globalización no es mala. Al contrario, la tendencia a globalizarnos es buena, nos une. Lo que puede ser malo es el modo de hacerlo. Si una globalización pretende igualar a todos, como si fuera una esfera, esa globalización destruye la riqueza y la particularidad de cada persona y de cada pueblo.

Si una globalización busca unir a todos, pero respetando a cada persona, a su persona, a su riqueza, a su peculiaridad, respetando a cada pueblo, a cada riqueza, a su peculiaridad, esa globalización es buena y nos hace crecer a todos, y lleva a la paz».

Encuentro de Conferencias Episcopales en Fátima

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12 abril 2018, 14:59